30/07/2024
Como mujer y psicóloga especialista en atención a mujeres desde la perspectiva de género, me doy cuenta de lo necesario que es cuestionar los mensajes y creencias que se han quedado “tatuados” en tu Ser mujer y que no te dejan cultivar tu amor propio, por el contrario te llevan a sentirte “vacía”.
Déjame te cuento más:
Si sientes que no estás viendo por ti, que has descuidado tu salud, no vas al médico, no comes bien porque “no hay tiempo”, andas siempre a las carreras, te guardas todo lo que sientes porque “la ropa sucia se lava en casa” y “te da pena” hablar de tus problemas, no inviertes en ti porque “no hay que malgastar el dinero” en cursos, talleres, vestidos o una cena con las amigas, o incluso si lo haces, sientes culpa.
Sientes que te estás apagando, has dejado de sonreír, viviendo en piloto automático entre “tener que demostrarle a tu jefa o jefe que sabes”, que eres buena profesionalmente, tomando clases y clases para estar actualizada, sintiéndote la mayor parte del tiempo insuficiente. Pero, además, entre ir al súper, hacer comida nutritiva que les guste, lavar trastes y buscar el jabón adecuado libre de tóxicos, doblar ropa por colores y texturas, apoyar en tareas escolares y que entiendan, felicitar sus logros para cuidar su autoestima… y estoy segura de que hay más.
Y así, se nos pide dar todo, hasta lo que no se tiene, como si el día tuviera treinta y seis horas, pero aun así no alcanza. Y has dado tanto, que un día te sientes “vacía”, “sin amor propio” y que te estás “apagando”.
Lo primero que deseo decirte es que creciste, al igual que yo, en un sistema que nos “invita” (en realidad nos obliga) al descuido: quizás viste como tu mamá y otras mujeres con las que creciste “se quitaban el taco de la boca”, a la hora de comer “siempre eran las que calentaban tortillas”, poco se quejaban y no atendían su dolor de espalda, dormían hasta tarde por dejar todo limpio.
Trabajaban y cuando llegaban a casa, corrían a prender la estufa para calentar rápidamente la comida, daban de comer y apenas si comían un poco, levantaban la mesa colocando todo en su lugar y te alcanzaban en tu habitación para preguntarte sobre tu día… y la historia, estoy segura, la puedes continuar…
Gracias a todo esto, en ti, en mí y en las mujeres se han quedado “tatuadas” muchas creencias sobre cómo ser mujer, que necesitamos confrontar (y romper) para lograr cultivar el amor propio. Algunas son:
Las mujeres no merecemos cuidados: “sírvele de comer, viene muy cansado de trabajar”, decían (¿y tú no te cansas?)
Las mujeres no somos importantes: “duerme que mañana te vas temprano a trabajar, yo recojo”.
Las mujeres solo sirven para dar vida: “cuando seas madre, serás mujer”.
Atreverte a cuestionar las creencias en las que fuiste educada, para abandonarlas, reformularlas o actualizarlas, es un camino hacia tu amor propio.
Si deseas profundizar más en ti y en las creencias de cuidado/descuido con las que fuiste educada, para iniciar tu camino al amor propio, mándame un mensajito de WhatsApp para que te envié el temario y toda la información del Taller de Amor Propio que he preparado para ti.
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