05/07/2025
Para Mark Twain, los gatos no eran solo mascotas. Eran compañía, inspiración… y hasta una especie superior.
«Simplemente no puedo resistirme a un gato —escribió una vez—, sobre todo a uno que ronronea. Son las criaturas más limpias, astutas e inteligentes que conozco, aparte de la chica que amas, claro».
El hombre detrás de Tom Sawyer y Huckleberry Finn llegó a tener hasta 19 gatos al mismo tiempo. Y no eran gatos cualquiera. Se llamaban Apollinaris, Belzebub, Buffalo Bill, Satan, Sour Mash, Zoroaster, Soapy Sal… y Bambino.
Bambino era un gatito negro que pertenecía originalmente a su hija Clara. Cuando desapareció, Twain publicó un anuncio en el New York American, ofreciendo una recompensa y dejando una descripción tan literaria como conmovedora:
> «Grande e intensamente negro; pelaje espeso y aterciopelado; una tenue franja de pelo blanco en el pecho; difícil de encontrar con luz natural».
Decenas de personas aparecieron con gatos que "podían ser Bambino". Pero el verdadero Bambino volvió solo. Como lo hacen los gatos.
Twain no entendía cómo había personas que no los amaban. “Cuando un hombre ama a los gatos, soy su amigo y compañero, sin más presentación”, decía.
En una época donde la crueldad animal era invisible, Twain defendía la ternura, el respeto, la sensibilidad. Y lo hacía con un gato en el regazo.
Porque a veces, el corazón más sabio no necesita hablar.
Solo ronronear.