
26/02/2025
ESCUELA: CAMBIA SOLO UN POQUITO PARA MI
Soy diferente. Eso no lo tienen que decir porque me lo recuerdan cada momento de mi vida, sobre todo, cuando vengo a un lugar llamado escuela.
Allí encuentro a mis compañeros y si tengo suerte habrá algunos que me ayuden, pero si no, habrá otros que me hagan el día muy difícil. En ese salón donde hay más caos que en cualquier lugar que conozca estas tú, mi maestra y tú eres mi esperanza.
Desde el primer minuto en el salón el ruido es insoportable para mis oídos, el ventilador se agita cual aspas de helicóptero y parpadea la luz de una manera que me aturde. Mis compañeros corren de un lado a otro y si no los esquivo temo ser arrojado al piso en una de esas. Pierdo el control de mis emociones y grito tan fuerte que obligo al silencio y la quietud. Pero ya es demasiado tarde, mi agitación incontenible, mis saltos, mis gritos… Tardo varios minutos en volver a mi lugar. Cuando eso sucede me siento terrible, avergonzado y enojado conmigo mismo.
A veces mis sentidos me juegan una mala pasada y me convierten involuntariamente en alguien que no quiero que vean. Encontrar las palabras para explicártelo no es fácil, es parte de mi autismo. Solo te puedo decir que no te manipulo, ni busco dañarte el día.
También sé que no soy un alumno fácil; me desconecto de tu clase cuando lo que enseñas no combina con mis gustos e intereses. A veces siento que la escuela no está hecha para mí y las ideas que tengo en mi mente no coinciden con lo que “tengo” que aprender.
También es imposible para mí no huir, irme al rincón más apartado del salón, suele suceder cuando pierdo el hilo de tu clase después de una avalancha de instrucciones que apenas si puedo entender. Muchos maestros han dicho que no estoy motivado o que no puedo aprender, cuando al final todo se trata de la forma cómo enseñan, una forma donde no hay lugar para mi particular forma de aprender. Todo sería más fácil si me conocieras más y me juzgaras menos.
Frecuentemente siento que venir a la escuela es participar en una especie de competencia donde estoy en desventaja frente a mis compañeros. Si no estoy al nivel de la clase correré el riesgo de que bajes tus expectativas acerca de mí y que aquello que llaman adaptaciones no sea otra cosa que enseñarme algo por debajo de mis reales capacidades. Aprendo diferente pero no quiere decir que debas subvalorarme.
Ser autista me hace parecer el alumno más complicado de tu aula, al que evalúan casi siempre por lo que hizo mal, por la rabieta, por el aislamiento, por mis “problemas de atención”, por no poder aprender como los demás. Mis logros se pierden en medio de las dificultades. Me reducen a mi autismo y limitan mis posibilidades.
Y cada mañana que me levanto para ir a la escuela, solo quiero que algo, solo una pequeña cosa cambiara. Y al otro día otra cosa más y así cada día. Pequeñas cosas cambiando a mi favor, eso me sería suficiente.
Angela Corredor