
19/08/2024
LA MULA Y EL ORO
DERECHOS DE AUTOR : ALEX MORALEX GÓMEZ.
Esta historia se vivió en épocas de la colonización española, cuando se instauraron las primeras iglesias católicas. Los sacerdotes pedían oro a los indios para perdonar sus pecados. No solo la corona española pedía oro, sino también la iglesia. En un pequeño poblado, la iglesia era una choza donde se acumulaba una gran cantidad de oro que el sacerdote había recibido.
Un hombre que trabajaba para el sacerdote se llenó de codicia y una noche montó el oro en una mula y emprendió camino monte arriba. Cuando el sacerdote despertó y no vio el oro, reunió una comitiva para buscar al ladrón y el oro que para él era sagrado.
Una cuadrilla de ocho hombres emprendieron camino en busca del ladrón de oro y su mula. Tres días y tres noches andando por el espeso monte, no podían encontrarlo. Se veían las pisadas de la mula pero nunca lo alcanzaban. Parecía que estaba ayudado por el demonio. Finalmente, nunca lo encontraron, pero quienes andan por este monte ven los rastros de la mula y dicen que el mismísimo diablo lo protegió, se quedó con el alma del hombre y con el oro que se había robado.
Años después, un hombre contaba que un día bajaba del monte muy tarde, venía de cazar y no había podido encontrar ninguna presa. Al bajar, escuchó unos pasos, cargó su escopeta y se dispuso a buscar el animal. Se quedó sorprendido cuando en un claro vio a un hombre con una mula recostado sobre la carga que esta llevaba, eran pepas de oro.
El hombre parecía descansar sobre la carga, él sin saber qué hacer, quiso dar unos pasos atrás, pero al hacerlo hizo ruido con una rama que partió y el hombre y la mula lo miraron a la vez. Pero cuando sus miradas se encontraron, un terror indefinible lo embargó por completo. La mula y el hombre se volvieron calaveras y después se volvieron polvo confundiéndose en el ambiente.
Esa noche, el incauto cazador comprobó que la historia de la mula del diablo existe y él se la encontró aquella noche.
MORALEX