09/07/2025
🗡️ Crónicas de un terapeuta
Capítulo 4: El joven que no podía soltar
Él llegó con la mirada dura.
19 años.
Mandado por su madre.
No quería estar ahí, y se notaba.
Entró con los brazos cruzados, el gesto tenso y los ojos bien abiertos.
No cerraba los ojos,
como si estuviera en alerta, vigilando que yo no le hiciera “nada raro”.
Yo ya lo conozco:
cuando un paciente viene así, no se trata de forzarlo.
Se trata de ver más allá de la forma.
De ver al Espíritu que sí quiere sanar, aunque el ego esté haciendo berrinche.
Me preparé.
Pedí asistencia.
Arcángel Miguel, acompáñame.
Jesús, guíame.
Mostré disposición total.
Y empecé la armonización.
No podía cerrar los ojos.
Le pedí al Arcángel Miguel que lo ayudara a relajarse.
A suavizar la mente.
A quedarse dormido si era necesario.
Y funcionó.
Poco a poco, se entregó.
Y en cuanto su mente cedió,
vi algo impresionante:
Había una vela negra en cada uno de sus chakras.
Una por una.
Como si su campo estuviera atrapado, bloqueado, sellado.
No era una imagen simbólica.
Era una percepción clara, nítida, directa.
Con ayuda del Arcángel Miguel, las removí una por una.
Con calma, con firmeza, con autoridad.
Y fui equilibrando lo que el miedo había distorsionado.
Sabía que su ex pareja le realizó ese daño.
No hablamos mucho al final.
Él no dijo nada.
Pero algo ya había cambiado.
Días después, su mamá le dijo a mi mamá:
“Antes, mi hijo iba todos los días a casa de su exnovia,
le golpeaba la ventana, le suplicaba que regresara,
estaba obsesionado, dormía mal, lloraba…”
Pero desde la sesión, dijo algo que lo sorprendió hasta a él mismo:
> “Ya no me importa. No sé por qué estaba tan obsesionado. Siento que merezco algo mejor. Y dormí bien por primera vez en semanas.”
----------------------------------------
Yo no lo “convencí” de nada.
No le di un discurso.
Solo sostuve la verdad de que él no era esa obsesión.
Y que su valor no dependía de una relación.
- Cuando tú dejas de ver a alguien como roto, él empieza a recordar que siempre estuvo completo.
- Cuando tú no reaccionas desde la forma, la Mente se siente segura para soltar lo que la daña.
A veces, liberar una vela negra del cuerpo, es más poderoso que mil palabras.
Y el Arcángel Migue nunca falla, pues su Fortaleza y Valentía nos asisten junto con Dios.