
29/05/2025
Hoy doy gracias a Dios por haberme dado una madre tan maravillosa. Con ella aprendí a amar a Dios y a los demás, a ser una persona honrada, temerosa de Dios y a tener un corazón tierno y agradecido. La dulzura y su compasión impactaron a todos los que la conocieron. ¡Gloria a Dios por la esperanza de la vida eterna y la certeza de que la volveremos a ver!