19/09/2023
El cerebro en duelo
El cerebro dedica mucho esfuerzo a crear un mapa de la ubicación de nuestros seres queridos mientras están vivos, para poder encontrarlos si los necesitamos. Además, el cerebro prefiere los hábitos y predictibilidad antes que información nueva. Así que tiene dificultades para aprender nueva información que no puede ser ignorada, como la ausencia de nuestro ser querido. El duelo es un problema muy doloroso que el cerebro busca resolver, y el proceso del duelo necesita aprender a vivir en el mundo con la ausencia de alguien a quien amas profundamente, alguien que está engranado en tu forma de entender el mundo. Esto quiere decir que para tu cerebro, tu ser querido está simultáneamente ausente y eterno, mientras tú andas a través de ambos mundos a la vez. Navegas tu vida a pesar del hecho de que tu ser querido te ha sido robado, una premisa que no tiene sentido, y que es al mismo tiempo confusa y molesta.
Hacer un duelo requiere la difícil tarea de deshacernos del mapa que hemos usado para navegar la vida juntos y transformar nuestra relación con la persona que ha mu**to. El duelo, o aprender a vivir una vida significativa sin nuestro ser querido, es a final de cuentas un tipo de aprendizaje. Debido a que aprender es algo que hacemos toda nuestra vida, ver al duelo como un tipo de aprendizaje puede ayudar a verlo como más familiar y comprensible y permitirnos la paciencia para esperar que este notable proceso se despliegue. El duelo nunca termina, y es una respuesta natural a la pérdida. Experimentarás dolores del duelo por una persona en específico para siempre. Tendrás momentos discretos que te abrumarán, incluso años después cuando hayas restaurado tu vida y sea otra vez significativa. Pero incluso si el sentimiento de duelo es el mismo, tu relación con los sentimientos ha cambiado. Sentir este dolor años después de la muerte puede hacerte dudar si te has adaptado correctamente, sin embargo no es un problema que experimentes duelo incluso cuando ha sucedido hace mucho tiempo.
Tras la muerte de un ser querido los mensajes que recibidos están revueltos por un tiempo. A veces la cercanía con nuestro ser querido se siente increíblemente visceral, como si estuvieran presentes en la habitación, aquí y ahora. En otros momentos, la cuerda que nos une parece haberse caído por la borda, sin acortarse ni alargarse, si no simplemente fuera de nuestro alcance. Nuestro entendimiento de nosotros cambia al ganar sabiduría a través de la experiencia. Las relaciones con nuestros seres queridos vivos puede volverse más compasivas y agradecidas mientras envejecemos. También podemos permitir que nuestras interacciones con aquellos que han fallecido crezcan y cambien, aunque solo sea en nuestras mentes. Dicha transformación puede afectar positivamente nuestra capacidad para enfocarnos en el presente, y crear aspiraciones para un futuro más significativo. Puede también ayudarnos a sentirnos mucho más conectados a las mejores partes de ellos, su ausencia del mundo físico no hace que nuestra relación con ellos sea menos valiosa.
En lugar de imaginar una realidad alternativa de lo que podría haber ocurrido, debemos aprender a estar conectados con ellos con los pies firmemente plantados en el momento presente. Esta relación transformada es dinámica y cambiante, en la forma en que cualquier relación amorosa lo es a lo largo del tiempo. Nuestra relación con nuestro ser querido debe reflejar quienes somos ahora, con la experiencia y quizás con la sabiduría, que hemos ganado a través del duelo. Debemos aprender a restaurar una vida significativa. Esta experiencia va más allá del amor por la carne y los huesos de la persona que conocimos en este plano terrenal. Ahora el amor es un atributo nuestro, sin importar con quien lo compartamos, sin importar de lo que se nos ofrezca a cambio. Esta es una experiencia trascendental, un sentimiento de ser amoroso sin esperar nada a cambio. En los mejores momentos que compartimos aprendimos a amar y ser amados, debido a nuestra experiencia de vinculación, ese ser amado y ese amor son nuestros ahora, para usar y dar como veamos necesarios en el presente o futuro.
