27/04/2023
Con motivo del día del niño, les comparto esta interesante información...
¿Cuál identificas tú?
En primer lugar conviene reconocerlas en sus manifestaciones en nuestro presente, después comprender su origen (suceso real o interpretación del mismo), aceptándolas sin juzgar y aprender de la experiencia; en su momento será el tiempo de perdonar nuestra percepción y permitirnos soltar. Esas heridas se producen en las relaciones con la madre, el padre y el entorno familiar y social. Cada ser humano puede poseer y manifestar dentro de su energía vital esas cinco heridas, en muchas ocasiones varias de ellas muy presentes y las otras más sutilmente visibles.
1. RECHAZO: Rechazar alguien es repelerlo, echarlo. La persona que nos rechaza nos dice “No te quiero a mi lado”. La persona que nos abandona dice “No puedo tenerte conmigo”, y nos deja para ir en busca de algo o de alguien. Hay que tener clara la diferencia entre rechazo y abandono.
La herida se activa sobretodo en la relación con el padre del mismo s**o. Esta sensación de rechazo no significa necesariamente que tu padre te rechazara, pudiera significar que tu interpretaste una o varias experiencias como si fueran un rechazo de tu persona. Otra persona lo podría haber vivido como una humillación. Se entiende que cuando un padre no se acepta sí mismo/a (se rechaza) y tiene un hijo del mismo s**o, es normal y humano que inconscientemente rechace a ese hijo, pues constantemente le recuerda su propio auto-rechazo.
Si sufres de la herida del rechazo, la no aceptación del padre del mismo s**o explica las dificultades que tienes en aceptarte y amarte a ti mismo/a.
2. La herida del ABANDONO se siente más al nivel del “hacer y tener” que en el nivel del “ser” (como es el caso de la herida del rechazo). Ejemplos de situaciones que pueden despertar la herida del abandono son:
- La madre debe ocuparse de su recién nacido bebé. El otro hijo puede sentirse abandonado.
- Si los padres trabajan todo el día y no tienen tiempo para los niños (Padres ausentes), pueden sentirse abandonados.
- Si el niño tiene que estar en cama en el hospital sin entender qué le ocurre y no está acompañado, puede sentirse abandonado.
- Si el niño tiene que quedarse en casa de un familiar durante un tiempo alejado de sus padres, puede sentirse abandonado.
Quien sufre de abandono siente que no tiene suficiente alimento afectivo. Para no sentir esa carencia afectiva, se construyen la máscara de la dependencia. Los dependientes piensan que nunca serán capaces de valerse por sí mismos, y que necesitan a alguien en quien apoyarse, tienden a adoptar el papel de víctima. Atraen problemas para atraer la atención de los demás. Pero la atención de los demás nunca es suficiente para ellos. Sueñan en destacar o tener papeles “estrella” ante grandes audiencias. Su necesidad de atención es insaciable, por eso cuando comen no ganan peso, pues hay en ellos una creencia profunda que dice que “nada es suficiente”.
3. La HUMILLACIÓN se despierta en el niño cuando este siente que alguno de sus padres (indistinto el s**o) se siente avergonzado de él, o tiene miedo que se pueda sentir avergonzado porque se ha ensuciado, porque no guarda las formas sociales, o porque va mal vestido, etc. El niño se siente degradado, comparado, mortificado o avergonzado a nivel físico de “hacer” o “tener”. Uno puede sentirse culpable sin sentirse avergonzado, pero quien se siente avergonzado también se siente culpable.
Para no sentir la herida, el niño desarrolla la máscara masoquista. Con esa protección, el niño aprenderá a castigarse a sí mismo (humillarse) antes de que lo hagan otros.
4. La TRAICIÓN y la máscara del controlador: la dependencia con el padre del s**o opuesto es muy fuerte, y en sus relaciones futuras esperarán mucho de su pareja esperando recibir lo que no recibieron de su padre/madre. En sus relaciones les costará comprometerse por miedo ser decepcionadas (traicionadas).
Para no sentir la herida de traición, la personalidad construye la máscara del control. Quieren mostrar al mundo que son gente de confianza, responsables, con palabra, fuertes, importantes.
5. La INJUSTICIA y la máscara del rígido: Sufrimos de la herida de injusticia cuando sentimos que no somos apreciados por nuestro verdadero valor, cuando no nos sentimos respetados o cuando creemos que no recibimos lo que merecemos.
Si sentíamos que ese padre no expresaba sus sentimientos con nosotros, sufrimos una relación “fría” y superficial con el/ella, lo cual nos limita a podernos expresar y ser nosotros mismos. Si el padre del mismo s**o era además autoritario, crítico y estricto, la herida es mayor. De pequeño quien tiene esa herida siente que es más apreciado por lo que hace que por lo que es. La reacción de la persona que sufre la herida es disociarse de sus sentimientos, como forma de sentirse protegidos y no vulnerables. Para ese fin construyen la máscara de la rigidez. Físicamente van todo rectos, como si su cuerpo fuera “perfecto”. En el fondo se niegan a sí mismos, pues no se permiten expresar sus verdaderos sentimientos. Los rígidos son gente muy sensible, pero esconden su sensibilidad, actuando como si nada les afectara en sus sentimientos. A los ojos de los demás pudieran parecer fríos e insensibles, aunque ellos piensan que son los más sensibles y cariñosos del mundo. Temen la frialdad en los demás y en sí mismos. No pueden aceptar ser fríos pues significa no tener corazón, y eso equivale a ser injusto. Por eso para ellos es tan importante sentir que son “buenas personas” y “buenas en lo que hacen”. Ellos se consideran “perfectos” en primer lugar, y “cálidos” en segundo lugar. Los rígidos buscan la justicia por encima de todo. Son perfeccionistas y creen que hacer o decir las cosas a la perfección es justo. Hacen bien las cosas, y de forma rápida. Quieren hacerlo todo para evitar problemas, y si alguna vez tienen algún problema prefieren decir que “Todo va bien” para no sentir el sufrimiento.