30/04/2025
La necesidad de control es la urgencia desmedida de una persona por controlar aquello que le rodea, por ejercer un poder sobre todo lo que ocurre y actuar ante esas consecuencias. Suele estar acompañada de pensamientos y preocupaciones adelantadas a las cosas antes de que pasen. Dado que en el día a día nadie puede controlar toda las situaciones porque muchas dependen de la interacción y comportamientos de otras personas o circunstancias que se escapan de nuestro campo de acción, las persona que sufren esta necesidad de control experimentan emociones negativa, frustración, estrés y ansiedad que pueden llevarles a actitudes poco funcionales a la hora de relacionarnos. El control lleva a la dominación y con ello pueden aparecer o darse situaciones de abuso, crítica o extorsión a otras personas para no perder ese poder sobre las situaciones, tenga o no que estar en nuestra mano. Las personas ponen por encima de sus relaciones personales esa sensación de tranquilidad que les otorga el controlarlo todo, dejando de lado los intereses de los demás y sin tener en consideración sus opiniones o formas de hacer las cosas. Debemos tener en cuenta que pese a este sobreesfuerzo y sacrificio no siempre se salen con la suya y la frustración para estas personas es el doble, acarreando cuando no tienen éxito una sensación de indefensión muy elevada. Planificar las cosas y adelantarse a los posibles imprevistos pueden parecer características muy positivas a valorar una persona, pero como en todo la eficacia no solo depende de este control también debemos aprender a saber qué está en nuestra mano y qué no para así poner en marcha otras herramientas como delegar, ordenar preferencias u objetivos y trabajar en equipo.