16/12/2024
Comparto una reflexión de una colega
“Frecuentemente puedo observa que cuando la madre trae a su hijito a consulta, hay una fuerte carga emocional en ella, ansiedad, angustia, miedo, inseguridad, a veces acuden deseando que como un mago, el medico de unos toques mágicos y el malestar o la enfermedad desaparezcan. A lo largo de los años de practica pediátrica me he dado cuenta que el verdadero padecimiento muchas veces no es una enfermedad del hijo, sino la angustia de los padres de sentirse "insuficientes" para lidiar con la enfermedad de su hijos. Esta ansiedad necesita ser reconocida, no es fácil ser madre o padre en un mundo donde los síntomas y llanto normales del recién nacido es catalogado como enfermedad, y cada signo y síntoma normal de crecimiento ahora pudiera etiquetarse como anormal y ser una grave enfermedad, aquel estilo de maternaje de nuestras abuelas en donde había tiempo y paciencia para acunar y bañar al niño con fiebre y limpiarle los mocos, dejarlo en casa para que descansara, prepararle un caldito de pollo, meterse a la cama para abrazarlos mientras estaban enfermitos se ha ido, en su lugar ha quedado la prisa de apremiar al hijo y al medico para la pronta recuperación para que regrese a la escuela y poder seguir con nuestros compromisos, una intolerancia a los estornudos, a los mocos, al dolor, a la fiebre, a la necesidad de atención, a la necesidad de compasión la cual debe ser cubierta con polifarmacia, hay un jarabe para cada síntoma, una píldora para cada malestar, una gran impaciencia a la enfermedad, al tiempo necesario de convalecencia para la recuperación, la cual ahora es considerada una perdida de tiempo en lugar de la oportunidad de descanso para recuperar fuerzas, recibir muestras de amor y una oportunidad para recargar nuestro animo y corazón en esta vida vertiginosa. Indicar a un paciente reposo y descanso, cuidados maternales, darle permiso que su cuerpo y su aparato inmunológico haga el trabajo que requiere a lo largo de 2- 3 dias de descansando en lugar de antibioticos, antiinflamatorios, esteroides nasales o inhalados y antihisitaminicos ( me falto el ansiolitico a los padres) es considerado como algo inconcebible un atentado contra la salud no solo del niño sino de toda la familia y del trabajo de los padres, cuando en realidad es esto y no varios jarabes lo que los niños necesitan”
Dra Elizabeth Gutierrez