
23/03/2025
La serie Adolescencia en Netflix ha sacudido a muchos padres con su cruda temática. No es una historia fácil de digerir, y precisamente por eso nos confronta con una realidad incómoda: nuestros hijos están expuestos a situaciones que quizás preferiríamos evitar o pensar que “a nosotros no nos pasará”.
La palabra adolescencia proviene del latín “adolescere“, que significa “crecer”, pero también está relacionada con “adolere“, que implica “dolor”. Y es que crecer duele, no solo físicamente, sino en lo emocional, en la identidad, en las decisiones que marcan el camino. Para muchos padres, esta etapa también es dolorosa porque implica soltar, confiar y aceptar que sus hijos están construyendo su propio criterio.
Nuestros hijos viven en un mundo digital donde hay códigos ocultos, emojis con significados secretos, conversaciones privadas y presiones sociales que muchas veces no vemos. Pero en lugar de obsesionarnos con vigilar cada mensaje o restringir su acceso a internet, debemos ayudarles a desarrollar un criterio propio.
Cuando un hijo sabe quién es, qué quiere y qué valora, es mucho menos probable que caiga en la presión social de hacer lo indebido solo para encajar. Porque lo que realmente los protege no es vivir en una burbuja, sino aprender a preguntarse: ¿Esto me acerca o me aleja de la persona que quiero ser?
Los adolescentes buscan validación constantemente, y las redes sociales son una fuente inagotable de juicios y aprobación externa. Pero el reconocimiento más importante no está en los comentarios ni en los likes, sino en saber quiénes son cuando nadie los está mirando. En lugar de decirles que no se preocupen por lo que piensen los demás, enséñales a preguntarse: ¿Estoy viviendo de acuerdo con lo que realmente valoro?
El miedo y la prohibición solo generan silencio y distancia. Si respondemos con amenazas, ellos aprenderán a ocultarnos cosas. Pero si les enseñamos a reflexionar sobre sus decisiones y consecuencias, les damos una brújula interna mucho más fuerte que cualquier castigo. Un adolescente que tiene claro su valor y propósito es menos vulnerable a la manipulación y la presión social.