
26/08/2025
Él tenía 52 años.
Nunca había pisado un hospital más allá de lo necesario.
Fuerte, trabajador, de esos que no se quejan.
Decía que la tos era por el polvo del taller.
Que el cansancio era por dormir poco.
Y que bajar de peso “le venía bien”.
— “¡Así por fin me quito esta panza!”, decía entre risas.
Pero su esposa ya no reía.
Ella lo conocía mejor que nadie.
Veía cómo sus hombros ya no se alzaban igual.
Cómo la tos ya no era ocasional.
Cómo su mirada se apagaba.
Fue ella quien lo convenció de venir.
Porque él no quería molestar.
Porque pensaba que “era solo una tos”.
⸻
Los estudios no tardaron en hablar.
Una radiografía, una tomografía… y luego el silencio en la sala.
El diagnóstico:
Cáncer en etapa avanzada.
Metástasis pulmonar.
⸻
La imagen que ves arriba es real.
Un pulmón invadido por múltiples lesiones.
Cada una de esas sombras redondeadas… es un foco tumoral.
Una guerra que su cuerpo estaba librando en silencio.
No había posibilidad de cirugía.
Solo tratamientos paliativos.
Y una carrera contra el tiempo.
⸻
Lo vi varias veces en consulta.
Siempre con la misma sonrisa forzada.
La misma esperanza quebrada.
— “¿Y si me curo, doctor? ¿Usted cree que todavía puedo curarme?”
Yo le respondía con lo que él necesitaba oír:
— “Vamos a intentarlo.”
Aunque ambos sabíamos que la batalla ya estaba cuesta arriba.
⸻
Hace una semana se fue.
En casa.
Rodeado de su familia.
Con esa tos que fue la primera señal.
Y que nadie quiso tomar en serio.
⸻
Hoy, solo quiero decirte esto:
• La tos persistente no siempre es por alergia o polvo.
• El cansancio inexplicable no siempre es estrés.
• Y perder peso sin proponértelo… no siempre es buena noticia.
El cuerpo avisa.
Pero a veces lo hace bajito.
Y si no lo escuchas a tiempo… puede que sea demasiado tarde.
⸻
No te postergues.
No minimices.
Y no dejes para mañana el estudio que puedes hacerte hoy.
Porque a veces, lo que parece pequeño…
es el comienzo de algo que puede marcar tu historia para siempre.
Tomado de otro sitio, créditos a quien corresponda