
03/09/2025
Hoy comentó alguien en clase:
Estos maestros están viejos.
Así es la vida, hay nuevas generaciones.
Obviamente me sentí aludido.
En mi camino espiritual he viajado desde joven buscando precisamente nutrirme de esos viejos abuelos que enseñan desde la sabiduría y coherencia de sus vidas.
Esos que han pisado y caído, esos sobrevivientes de la verdad que guardan en sus corazones y el tiempo ha madurado convirtiéndola en palabras y en actos.
El conocimiento no es un cúmulo de frases y hashtags.
Es un trabajo que p**e y labra la existencia con acciones y errores.
Con aciertos y tenacidad.
El conocimiento viene de la sabiduría de los que han vivido sosteniendo un ideal y le han abierto una veta a la montaña de la realidad.
Los que han encontrado su realización cerca de la muerte y siguen aprendiendo a vivir.
Así que con orgullo honro mis rodillas rotas, mi barba blanqueada por el tiempo.
Mis arrugas y mis memorias.
Con humildad me convierto en un libro abierto, para el que quiera escuchar y ver, lo que los abuelos y la vida me han transmitido.
Porque yo no deseo enseñarte a hacer y ser lo que yo hago y soy; mi único deseo es acompañarte para que llegues a ser el abuelo que tu juventud anhela.