08/02/2024
Nada en esta vida me sorprende más que la grandeza de la naturaleza. El maravilloso germinar de una planta, que nos enseña que somos un proceso. Que así como de una diminuta semilla brota un fruto, así mismo somos responsables de lo que brota en nuestro ser. De nuestras acciones y nuestra manera de vivir.
Nada en esta vida me ha dado tanta felicidad como eso que "no tiene precio".
El rayo de sol que destaca esas figuras y el brillar en las pupilas de mis hijos. Sus manos suaves y pequeñas tocando mi cara con el amor más puro y sano que hay en esta tierra. Su pequeños brazos que me arropan en el más gigante abrazo que haya recibido.
Este mundo, está medicina llegó a mi sin siquiera buscarla. Un día que ya el universo tenía preparado para mí. Mi mente se abrió y mi corazón sintió miedo. Miedo de sentir, o más bien , de no sentir nada. De estar en paz ahí donde solo estaba yo. Podía sentir de adentro hacia afuera. Mi corazón latía cada vez más fuerte. Sentía miedo de estar sintiendo eso que yo pensaba que se sentía el morir. Y si , en mi caso fue morir y como si una nueva semilla iniciara su proceso en mi. He visto brotar mis " flores", de lo más profundo en mi. Unas hermosas, unas con espinas y unas que rápido se marchitan. Incluso unas letales. Todo lo recibo con amor.
Ese día , y cada vez que vivo está hermosa experiencia es como arrancar la maleza y en ese proceso se van algunas costumbres ideologias , amigos y familiares.
Agradezco al vientre que me germinó y amo al fruto que nació de mi. Somos tierra, damos vida y somos grandes ! Grandes como está tierra, nuestras venas son como las raíces que abundan en los suelos.
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