
15/06/2025
Hoy honramos a los padres reales y a los simbólicos. A quienes están y a quienes dejaron una marca. A quienes con su palabra o su silencio nos empujaron a ser lo que somos.
Ser padre implica alojar con amor y deseo a su hijo, al mismo tiempo que conlleva responsabilizarse e implicarse en esa relación. Así lo explica María Matienzo: “Somos padres e hijos en la medida en que amamos. En este sentido es cierto que todos los padres son en rigor padres adoptivos. La parte fisiológica es sólo el comienzo. Es el amor reiterado miles de días y docenas de años lo que forma y constituye la paternidad verdadera”.
De esta manera, la paternidad es considerada como aquella función que una persona desenvuelve a través del amor y del deseo, sostenido a lo largo del tiempo.
Ser padre es dar vida a un ser que se “devuelve” al mundo, para que continúe con su recorrido. Es adopción, siempre lo fue. Porque adoptar es reconocer a alguien como propio y hacerlo heredero de todo lo que a su vez uno ha recibido.
Celebremos a quienes nos sostienen, nos marcan, nos confrontan y muchas veces sin saberlo, nos enseñan desde el deseo, la ausencia o la presencia. Porque ser padre es mucho más que un rol: es una figura psíquica que deja huella.