08/07/2025
Gerardo Farías, empresario guanajuatense de productos metálicos, vivía por la adrenalina del alpinismo y el senderismo volcánico. Una decisión fatal lo llevó a una excursión en solitario al Popocatépetl. Un resbalón en terreno traicionero le hizo caer 7 metros, golpeando su brazo izquierdo con brutal fuerza contra una roca. La herida fue profunda, exponiendo parte del codo. Quedó inconsciente por seis largas horas, su lesión expuesta a la contaminación del entorno volcánico.
Al despertar, enfrentando un dolor insoportable y una extrema debilidad, Gerardo inició un descenso heroico y agónico. Tras horas de lucha, logró alcanzar ayuda, pero ya era demasiado tarde. La severa contaminación y el tiempo transcurrido hicieron inevitable lo peor: los médicos no pudieron salvar su brazo izquierdo, teniendo que amputarlo por encima del codo para salvar su vida.
El golpe físico y emocional fue devastador. En medio de la oscuridad y la adaptación a su nueva realidad, Gerardo encontró una luz: la fundación Manitas para TO2. Fueron ellos quienes, con tecnología de impresión 3D, le entregaron una prótesis asequible, funcional y personalizada. Esta "manita" no solo le devolvió autonomía, sino que le mostró el poder transformador de la tecnología accesible y la solidaridad.
Agradecido y transformado, Gerardo canalizó su energía. Ya no buscaba el riesgo extremo en solitario, pero su amor por las montañas persistía. Fundó el "Club Sendero Seguro", dedicado a compartir su dura experiencia y enseñar senderismo responsable. Enfatizaba la planificación rigurosa, el equipo adecuado, los sistemas de comunicación, el nunca ir solo y el respeto absoluto por la montaña.
Con su prótesis de Manitas para TO2 firmemente asida al bastón, Gerardo guía excursiones grupales por rutas de menor peligrosidad. Comparte abiertamente su historia, no para disuadir, sino para educar. Habla del accidente en el Popocatépetl, del dolor de la pérdida y de la esperanza que le dio su nueva manita. Su mensaje es claro: la aventura es maravillosa, pero la seguridad y la preparación son sagradas.
Gerardo ya no escala para conquistar cumbres imposibles. Ahora, desde su club y mostrando con orgullo su prótesis, ayuda a otros a descubrir la belleza de las montañas con responsabilidad, asegurándose de que regresen sanos y completos. Su verdadera cumbre es ser un recordatorio vivo de que la pasión y la precaución pueden, y deben, ir de la mano.