
19/05/2025
Dolerá mucho el día que veas a ese hijo sin criterio, sin fuerza interior, sin respeto…
porque nadie tuvo el valor de formarlo.
Criar sin límites hoy es preparar un futuro con heridas más profundas.
Poner límites no siempre se siente bonito.
Hay días en que tu hijo llorará, se enojará o te dirá que eres injusto.
Y te dolerá. Porque tú también tienes corazón.
Educar no es complacer todo el tiempo.
Educar es frustrar a tiempo, corregir con amor, y enseñar que en la vida no todo se obtiene, no todo se permite, no todo se justifica.
Los límites no dañan.
Lo que daña es el abandono emocional disfrazado de permisividad.
Ejercicio real:
Piensa en una situación reciente donde cediste por culpa o por cansancio.
¿Lo hiciste por amor… o por evitar el conflicto?
Escribe una nueva forma de actuar para la próxima vez:
firme, clara y respetuosa.
Y recuerda: tu hijo necesita tu amor, pero también tu firmeza. Las dos educan.
Consejo práctico:
No le temas a su enojo. Temamos más a criar hijos que no aceptan un no.
No es necesario ser duro, pero sí constante.
Di menos veces “sí” por salir del paso. Di más veces “no” con paciencia y convicción.
Poner límites puede doler hoy…
pero no haberlos puesto, dolerá toda la vida.
Educar es amar lo suficiente como para decir:
“No puedo darte todo lo que quieres, pero sí lo que necesitas para ser fuerte.”