04/11/2025
👩❤️💋👨La idealización del enamoramiento y el apego: El cerebro busca seguridad en la fantasía.
Enamorarse puede sentirse como una experiencia trascendental, pero detrás de esa intensidad se esconde una compleja dinámica entre la idealización psicológica, el sistema de recompensa y los patrones de apego.
Desde la psicología, la idealización se entiende como un mecanismo mediante el cual atribuimos cualidades exageradamente positivas a otra persona, especialmente durante las primeras fases del enamoramiento. Según estudios neuropsicológicos, esta etapa activa los circuitos de dopamina (el neurotransmisor del placer y la recompensa) generando una sensación de euforia y motivación, se dispara cada vez que la persona amada nos escribe, nos mira o simplemente respira cerca. El cerebro dice: “¡Más de eso, por favor!” y se vuelve un poco adicto al estímulo. El cerebro literalmente se “recompensa” cada vez que el vínculo romántico se refuerza, haciendo que el pensamiento sobre esa persona se convierta en una fuente constante de placer.
Sin embargo, esta idealización no surge en el vacío. La teoría del apego plantea que nuestras primeras experiencias afectivas (niñez) moldean la forma en que buscamos seguridad emocional en la adultez. (Ahora sabes que dejar llorar al niño para que fortalezcan sus pulmones, influenciara en como se pueda relacionar en su adultez)
❤️Las personas con apego seguro tienden a idealizar menos y a ver al otro de manera más realista.
💔En cambio, quienes tienen un apego ansioso pueden proyectar una fuerte necesidad de validación, idealizando a su pareja como fuente de seguridad y completitud.
💔Por otro lado, las personas con apego evitativo podrían idealizar desde la distancia, sosteniendo una imagen ideal del otro para evitar la vulnerabilidad del contacto real.
De esta manera, la idealización no solo es una respuesta romántica, sino una estrategia inconsciente de regulación emocional, reforzada por el sistema de recompensa del cerebro y por los patrones afectivos aprendidos desde la infancia.
El desafío está en reconocer cuándo amamos a la persona real y cuándo amamos la versión que hemos creado de ella.
Solo al atravesar la idealización podemos construir vínculos más conscientes, basados en la aceptación y no en la proyección.