El canto de la Orca

El canto de la Orca .

30/06/2025
29/06/2025
Hace tiempo, antes de la época de los tuppers de plástico y los envíos a domicilio en cada esquina, una señora preparó e...
29/06/2025

Hace tiempo, antes de la época de los tuppers de plástico y los envíos a domicilio en cada esquina, una señora preparó en casa un caldo de pollo. Casero, sencillo — con huesito, zanahoria, laurel… y mucho amor. Lo cocinó para una compañera del trabajo — la jefa de departamento — que estaba internada en el hospital. Envolvió la olla caliente en una cobijita de bebé para que no se derramara en el camino, la metió en una bolsa grandota, y se fue en tranvía, cruzando media ciudad.

Algo en su corazón le decía: “Tienes que ir. No se vale enfermarse en soledad. Hay que llevar algo calientito, algo de casa. Hay que estar.” En ese entonces todavía era común visitar a alguien no con regalos, sino con cariño.

Pero en el camino, otra compañera la detuvo:

— ¿A dónde vas con ese caldo? ¡Si no está sola! Seguro sus familiares ya le llevaron piña, pasteles y de todo. Además, es la jefa… seguro ya la visitaron todos los de arriba. No hagas el ridículo con tus ollas…

La señora se sintió apenada. Dudó. Se quedó parada en la parada, mirando la olla dentro de su bolsa. ¿Y si sí? ¿Y si ya hay mucha gente ahí? ¿Comida de sobra? ¿Para qué más caldo?

Pero algo dentro de ella no la dejó regresarse. Se subió al tranvía. Llegó. Entró al cuarto. Y ahí… vacío. Silencio. Frío. El hospital como es. Nadie. Ni piñas, ni panecitos. Ni familia, ni jefes. Y unos ojos… cansados, solitarios, agradecidos.

Puso la olla sobre la mesita, quitó la cobijita — y la habitación se sintió más cálida. Por el olor. Por la presencia. Por el gesto.

Tal vez fue el caldo. Tal vez fue el simple hecho de que alguien atravesó la ciudad con una olla entre manos… pero la mujer hospitalizada empezó a mejorar. Y por mucho tiempo recordó ese día como el más cálido de aquel marzo helado entre sábanas de hospital.

Porque a veces alguien te dice con mucha seguridad: “No hace falta. Ya está todo cubierto.” Pero no les creas. No escuches a quien habla bonito, pero apaga tus ganas de ayudar. Si el corazón te dice que vayas, entonces ve. Aunque sea con un caldito envuelto en una cobija.

Porque el bien nunca sobra. Y el tuyo… puede ser el único que llegue...

25/03/2025
METÁFORAEl cuento de los ciegos y el elefante es una parábola que ilustra la imposibilidad de conocer la totalidad de la...
25/03/2025

METÁFORA

El cuento de los ciegos y el elefante es una parábola que ilustra la imposibilidad de conocer la totalidad de la realidad.
Se originó en la India y es parte de las tradiciones budista, jainista, hindú y sufí.

La historia
Un grupo de ciegos no saben cómo es un elefante.
Deciden tocarlo para entender su forma.
Cada uno toca una parte del elefante y tiene una percepción diferente.
Por ejemplo, uno toca la trompa y dice que es como una serpiente, otro toca la oreja y dice que es como un felpudo.
Todos están convencidos de que su descripción es la correcta.

La moraleja
La moraleja es que los humanos tienden a afirmar la verdad absoluta basándose en su experiencia limitada y subjetiva.
Ignoran las experiencias limitadas y subjetivas de otras personas, que pueden ser igualmente verdaderas.

La relevancia
El cuento se ha utilizado para expresar la relatividad, la opacidad o la naturaleza inexpresable de la verdad.
También se ha usado para hablar de la necesidad de comunicación y de respeto por las perspectivas diferentes a las propias.

Dirección

Tenosique De Pino Suárez

Horario de Apertura

Lunes 10am - 8pm

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