21/06/2025
Investigadores del MIT acaban de confirmar lo que muchos sospechábamos: usar ChatGPT está cambiando literalmente cómo funciona nuestro cerebro. Y no precisamente para bien.
El estudio, que monitoreó durante cuatro meses la actividad cerebral de 54 estudiantes, revela una realidad incómoda.
Mientras quienes escribían ensayos sin ayuda mostraban redes neuronales robustas, que se manifestaban por ondas alfa y theta disparándose como fuegos artificiales, los usuarios de ChatGPT presentaban un paisaje cerebral desoladoramente plano.
Los investigadores lo llaman "deuda cognitiva": ese momento en que tu cerebro, acostumbrado a delegar el trabajo pesado, simplemente… se apaga. Como un músculo que se atrofia por falta de uso.
Pero aquí está el detalle más perturbador: los usuarios de ChatGPT no sólo tenían cerebros menos activos. También perdían la conexión con su propio trabajo. Citaban mal sus propios ensayos. Se sentían desapegados de sus textos. Como fantasmas de su propia creatividad.
Mientras tanto, quienes usaban el motor de búsqueda Google mantenían un nivel intermedio de compromiso cerebral. Buscar, filtrar, sintetizar: el cerebro seguía trabajando.
La pregunta ya no es si la IA nos hace más eficientes, sino si estamos dispuestos a pagar el costo de nuestra capacidad de pensar a cambio de la conveniencia. Porque al final del día, un cerebro que no se ejercita es un cerebro que se olvida de cómo ser brillante.