19/04/2025
🦴 La primera vez que se vio derecho frente al espejo… y lloró como un niño.
Martín tenía 29 años y había vivido toda su vida con cifosis severa.
Una curvatura anormal en su columna que no solo le provocaba dolor…
sino que también afectaba su autoestima, su forma de caminar y hasta cómo lo trataban los demás.
Desde pequeño soportó miradas, bromas crueles y la sensación constante de no encajar.
Sus hombros siempre caídos, su espalda encorvada, su silueta doblada ante la vida.
— “Me acostumbré a mirar el piso. Sentía que ni mi cuerpo me dejaba mirar al frente.”
Intentó fisioterapia, corsés, ejercicios…
Pero su cifosis era tan avanzada que solo una cirugía compleja de columna podía ayudarlo.
El día llegó.
Una operación larga, delicada, con riesgos.
Le colocaron tornillos, barras y placas para reconstruir su columna y devolverle la alineación que nunca tuvo.
Cuando despertó, todavía aturdido por la anestesia, no entendía qué sentía…
Hasta que, con ayuda, logró sentarse…
y por primera vez en su vida se sintió recto.
Se miró en el espejo del hospital, con lágrimas en los ojos…
y no pudo contener el llanto.
— “¡Estoy derecho! ¡Estoy derecho!”
Repetía una y otra vez, mientras su familia y el equipo médico lloraban con él.
No era solo una postura.
Era la dignidad que creía perdida.
La seguridad que nunca tuvo.
El inicio de una vida nueva.
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📌 ¿Qué nos enseña esta historia?
• Las deformidades de columna no son solo físicas. También hieren el alma.
• La medicina, cuando se hace con precisión y humanidad, puede cambiar vidas.
• Nunca es tarde para luchar por tu bienestar.
• A veces, una cirugía no solo corrige huesos… corrige heridas invisibles.
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🕊️ Hoy Martín camina erguido, seguro, sonriente.
Y cuando le preguntan cómo se siente, responde:
“Siento que por fin mi cuerpo refleja quién soy por dentro.”