29/10/2025
✈️ Día 1. EL VUELO A JAPÓN
Ha sido largo: Tijuana–México–Monterrey–Tokio, pero ya estoy a casi cuatro horas de llegar. He dormido como recién nacida, hasta soñé no sé cuántas tonterías.
Mientras esperaba la cena, a las 2:00 de la mañana, quería comer rápido y dormirme… y que me llega un chile relleno de camarones, ¡pero que picaba con ganas! Así que opté por ayunar y dormirme rápido 😴
Escucho estornudos por todos lados. Pienso: mis super gotitas nasales que matan a cualquier bicho me defenderán; por si las dudas, agrego la protección de un cubrebocas, me pongo el antifaz y a dormir 😷
He conocido en el aeropuerto de México a una de las mujeres que conforman el grupo de viaje. Las demás son españolas. Es una chef que estudió en el Cordon Bleu y me parece de lo más simpática; comparte, obvio, el gusto por la buena comida y ya a estas alturas nos hemos contado la vida entera. Me comenta que otras cuatro mujeres (de las que van en este viaje) son conocidas suyas porque hicieron un viaje juntas, con esta misma agencia, a Sudáfrica. Al parecer son muy simpáticas y buenas conversadoras.
💬 Ni bien entro a internet —que te dan por dos horas con el costo de tu boleto de Aeroméxico—, me pongo a ver los mensajes.
¡Oh, sorpresa! 😮 Me escriben desde España para ofrecerme una masterclass sobre la salud de la mujer, y justo antes de embarcarme en el avión había estado trabajando en un proyecto personal que quería dirigir a mujeres del público en general, con información científica pero digerible, tratando de desmitificar conceptos que día a día me comentan las pacientes. Pero esto otro que me ofrecen es dedicado a personal de salud.
Desde mi perspectiva, pretendo hacer algo diferente a lo que se enseña en este momento, y pareciera que los aviones me dan alas a la creatividad.
Mis ideas fluyen y se ordenan, como si hubiera cables que se conectan (¿serán las neuronas?). Esta sensación es tan poderosa, tan gratificante, que ya lo había intentado describir a mi psicoanalista. ¿Qué te lleva a enfrascarte en tantas cosas? ¿Qué deficiencia de tu infancia? ¿Qué hay atrás de todo el empeño en seguir adelante? No lo sé 🧐
Mi esposo y yo comentamos lo que decía su difunta madre: “Siempre hay que tener un proyecto”. Aun en sus últimos días, ella seguía siendo vigente y trabajadora.
Pues bien, me he gastado los minutos en escribir esto, y —a solicitud y consejo de mi amiga Raquel Castañeda— iré contando lo que me ofrezca este viaje: de mujeres desconocidas, del acercamiento al Japón de las mujeres, a las costumbres y los ritos. Y, ¿por qué no? A darme las vueltecitas por las tiendas, porque, como le digo a mi esposo cuando quiero ir de compras: “Déjame ver las tendencias de la temporada, déjame ver qué están ofertando”.
Él se ríe y me dice: “Chama, claro que sí, compra lo que quieras (si te alcanza el dinero, claro). Te lo mereces, para eso trabajas.” 🥰
(¿Quién no quisiera un esposo así?)