03/12/2025
¿Qué harías si mañana te dijeran que, a partir del 10 de diciembre, las redes sociales quedan prohibidas para menores de 16 años?
¿Estarías a favor o en contra?
Australia ya tomó una iniciativa radical.
Acaba de aprobar una ley histórica: desde diciembre de 2025, ningún adolescente menor de 16 años podrá acceder legalmente a redes sociales.
Y el mundo entero está observando. Y posiblemente siguiendo sus pasos.
Por primera vez, la responsabilidad legal deja de recaer en los padres y se traslada a las plataformas. TikTok, Instagram, YouTube, Snapchat: todas deberán demostrar que mantienen a los menores fuera de sus servicios o enfrentar multas que pueden llegar a los 50 millones de dólares. Un giro histórico en la relación entre gobiernos y gigantes tecnológicos.
¿Era necesaria una medida radical? ¿Qué vieron en Australia que los llevó a esta iniciativa? Lo que vemos todos pero nadie hace nada para regularizarlo de verdad
📱Daño emocional y retraso en procesos de desarrollo.
📱Acoso sexual disfrazado de interacción digital.
📱Exposición normalizada a material misógino.
📱Videos de peleas cada vez más violentas.
📱Contenido que promueve trastornos alimentarios, autolesiones y suicidio.
📱Crímenes de odio que circulan sin filtro y sin consecuencias.
No es nuevo. A nadie nos toma por sorpresa.
Lo que sí es nuevo es que un país decidió actuar.
Pero la ley abre una grieta incómoda: ¿es esto protección o intervención excesiva? ¿Un escudo necesario frente a sistemas diseñados para maximizar adicción, o un avance estatal sobre la libertad individual y el acceso a comunidades digitales?
Las autoridades lo explicaron así:
“Es una medida que permitirá a los jóvenes conocerse a sí mismos antes de que el mundo lo haga. Se trata de retrasar 36 meses el momento en el que se convierten en ciudadanos digitales de un ecosistema de redes sociales”.
Las autoridades reconocen algo que todos intuimos pero pocos admiten abiertamente: con el poder actual de los algoritmos, la fuerza de voluntad humana ya no alcanza. Los feeds alimentados por Inteligencia Artificial no solo muestran contenido: aprenden qué nos retiene, qué nos altera, qué nos calma, qué nos atrapa… y lo refinan en tiempo real. Para un adolescente, desconectarse dejó de ser una decisión; se volvió una batalla desigual.
Y ahora la pregunta vuelve a ti:
Si esta ley entrara en vigor en tu país este 10 de diciembre,
¿la apoyarías?
¿La rechazarías?
¿O te obligaría a reflexionar sobre cuánto hemos normalizado que niños y adolescentes naveguen solos en un entorno diseñado —literalmente— para capturar su atención, moldear su percepción y atravesar su salud mental?