
03/06/2025
Queratocono
Primero fue un picor.
Después, una costumbre.
Y sin darme cuenta… un problema que nunca vi venir.
Yo pensaba que era algo normal.
Me rascaba los ojos con fuerza cada vez que me picaban.
Después de un día largo.
Por el polvo, la alergia, el cansancio.
No sabía que, con cada frotada, estaba dañando lo más frágil de mi visión: la córnea.
Con el tiempo, las luces comenzaron a verse raras.
Las letras se deformaban.
Las caras… se volvían sombras.
Como si todo lo que miraba estuviera doblado por dentro.
El diagnóstico fue claro: queratocono.
Una enfermedad que deforma la córnea y la adelgaza, hasta convertirla en un cono.
Una condición progresiva, crónica… y muchas veces evitable.
En mi caso, provocada por años de frotarme los ojos sin saber el daño que estaba haciendo.
Tuve que dejar los lentes comunes.
Usar lentes especiales rígidos.
Y enfrentar la posibilidad real de necesitar un trasplante de córnea.
Todo por algo tan simple como no detener un gesto repetido.
Hoy, si pudiera regresar el tiempo, me lo diría una y otra vez:
• No frotes tus ojos con fuerza.
• Usa lágrimas artificiales si tienes picor.
• Lávalos con agua limpia.
• Y consulta a un especialista si algo no está bien.
Porque el ojo no está hecho para tanta presión.
Y lo que comienza como una molestia… puede terminar quitándote la claridad con la que ves el mundo.
Yo soy esa persona.
Y esta… es mi historia.
—
Advertencia: esta información es de carácter académico e informativo. No reemplaza la valoración médica presencial ni debe utilizarse para autodiagnóstico. Ante cualquier síntoma, consulta siempre con un profesional de salud.