09/07/2025
El psicoanalista italiano Massimo Recalcati propone que el trabajo del duelo implica un primer tiempo donde estamos frente a la irremediable desaparición del ser amado. Y un segundo tiempo donde, tras una elaboración psíquica, podemos separarnos de ese ser amado.
En lo que a mí concierne, tras la propia y particular experiencia en la escucha y el acompañamiento en tiempos de duelo, diría que en ese segundo tiempo, como elaboración psíquica del trabajo del duelo, lo que acontece es un reacomodo de la memoria y el afecto respecto de ese ser amado que irremediablemente ha mu**to (real y/o simbólicamente).
Sabemos que Freud decía en sus escritos psicoanalíticos que el trabajo de duelo consiste en retirar la libido de ese ser amado para dejarla libre y en posibilidad de volver a investir (amar) a otros que funcionan como sustitutos. Pero también que esa posición publica y teórica de Freud es distinta de su posición y vivencia personal, cuando reconoce, tras la muerte de su hija, que el duelo en su forma aguda suele terminar, pero que en realidad no hay sustitutos, que todo lo que viene en su lugar, aun colmándolo nunca es lo mismo. Que sea así, como le escribe de manera personal a Binswanger, está bien para Freud, porque es “la única manera de perpetuar el amor que no se quiere abandonar”.
Por eso cuando Recalcati dice que el trabajo del duelo trata sobre la separación simbólica del ser amado, más bien me parece que se trata de otra forma de sostener el vínculo también de forma simbólica, a través de la memoria y los rituales, que cada cuando, es decir, sin que sea el momento del duelo agudo y menos aún una melancolía, vienen a recordar ese vínculo (amor) que nos ha conformado y que no se quiere abandonar. Separarnos sería una forma de desmentir que algo de nosotros mismos murió con tras la muerte (real y/o simbólica) del ser amado.
Quizá es lo que Recalcati dice, pero cuando dice “separarnos” (así se le traduce al español), me parece que vale la pena señalar que más bien se trata de una nueva forma de vincularnos con el recuerdo del ser amado. Un nuevo vínculo que implica ni su idealización o des-idealización perpetua. Sino donde la vida puede continuar sin olvidar, cada tiempo, que a aquellos otros o eso otro que nos ha conformado pero al cual le hemos hecho sepultura.
MCM