
12/04/2025
Los médicos cuando vamos "viendo" vamos entendiendo. Aristóteles inicia su Metafísica diciendo "El hombre por naturaleza desea saber, por ello ama los sentidos, de entre ellos el que más ama es la vista"
Entonces les sigo diciendo: los médicos entre más vemos, más entendemos. Cuando un médico va entendiendo, va volviéndose homeópata, estoy a punto de cumplir nueve años de ejercer medicina con homeopatía. No acepto a los que me dicen "Usted, Bello, es homeópata" siempre los interrumpo y les digo: soy médico, no me diga usted homeópata porque eso sí no soy.
Es que así, a secas, el homeópata hace cosas raras, en cambio cuando uno es médico hace de la homeopatía el elemento más sublime para curar o para paliar o al menos para consolar. El caso es que como médico siempre que se pueda tenemos que seguir a Paracelso y a Hahnemann, y a Sánchez Ortega. Tenemos también que seguir a los medievales y a los novohispanos que enseñan a pensar.
No todo es repetir nombres de enfermedades así nomás por repetir, no se trata de memorizar síntomas mentales, ni repertorizar como lo hacía Kent o Vigosky o Paschero. Se trata de entender al hombre, de emparejarse con lo que estudió Freud, con lo que estudió Jung, se trata de entender los arquetipos que se emparentan con los símbolos del cosmos, con los símbolos culturales, hay que leer Filosofía, hay que leer psicoanálisis, hay que entender.
Hace unos días estuve en Oaxaca en el consultorio del maestro Morales y ví su botiquín, vi su silla y sus libros, vi su área de descanso, vi la iluminación de su consultorio, sus libros pulcramente acomodados, vi su entorno.
Los médicos homeópatas hacemos un entorno y lo empatamos con el entorno del enfermo, por eso el hombre entra al consultorio y se cura, desde allí somos homeópatas, desde que hacemos analogía con el enfermo. Ayer fue día mundial de la homeopatía y por eso hoy escribo estas reflexiones, que la vida le permita a esta bella área médica seguir siendo tan grande como hasta ahora.
Feliz día mundial de la homeopatia!
Atte. Su amigo Dr J Gilberto Bello.
Vean nomás qué chulo atardecer en Puebla, México, allá al fondo el imponente volcán Popocatépetl.