18/09/2025
Hoy, en la segunda sesión del taller “Escribir para no olvidar”, nos adentramos en la importancia de hablar del duelo tal y como se vive, sin filtros, sin máscaras y sin la exigencia de encajar en lo que socialmente se espera. El duelo no sigue un guion ni respeta cronologías impuestas; es un territorio íntimo y complejo que se manifiesta de maneras diversas, incluso contradictorias.
En un mundo que suele clasificar el dolor en categorías —el “duelo correcto”, el que “ya debería haber pasado”, el que “sí cuenta” o “no cuenta”—, detenernos a escribir y a nombrar lo que nos atraviesa es un acto de resistencia. Porque todos llevamos una maleta invisible, cargada de ausencias, quiebres, pérdidas y despedidas que muchas veces no se ven, pero pesan con la misma intensidad que aquellas reconocidas socialmente.
Reconocer que esos duelos también importan es abrir un espacio de dignidad para lo que duele en silencio. Hablar de ellos sin etiquetas permite mirar la experiencia desde la autenticidad, honrando lo que cada quien carga en su propia historia. Al escribir, lo invisible se hace palabra, y en esa palabra el duelo encuentra un lugar donde ser sostenido.