22/05/2024
Chispas de sabiduría en un corazón feliz
HISTORIAS DE UN ABUELO SENTADO EN SU CABALLO NEGRO
Fue mi primer caballo, lo veía grande más no lo suficiente para mí; ya tenía 18 años y me lo regaló mi padre así de que, me subí de inmediato; no sabía montar muy bien más al comenzar a cabalgar, había una rama que tantas ganas le tenía así que me colgué de ella más al caer estrepitosamente me rompí la pierna, el cual sano mucho más rápido de lo que esperaba; tres meses después me volví a subir esta vez para impresionar a la que sería mi novia, el cual duramos gloriosos 3 meses, así que fue mi primera lección; vencerás este miedo me decía el cual no fue así, dicho miedo tardo en sanar casi un año. Al verano siguiente al ir pensado en mi caída y encima de mi caballo cambiaron todas mis dudas por una mirada;
A lo lejos una muchacha de mi edad me observaba con mucha discreción situación que me puso nervioso más al recordar la razón de mi caída y el tiempo que tardo en sanar me acerqué a ella muy despacio caminando junto a mi caballo. Ella solamente me miró y solamente dijo una frase
“…Te dolió la caída”
No sabía que contestarle pues me gustaba desde antes del accidente, así que decidí solamente saludarla con una caravana y me quedé callado y ella volvió a insistir en la misma pregunta así que mi respuesta fue una respuesta errónea
…”EN REALIDAD NO ME DOLIÓ”
Ella solamente sonrió y se fue caminando con su novio. Me preguntaba porque no lo había visto a dicho sujeto. La situación pasó de voz en voz hasta que llegó a oídos de mi novia y simplemente me dejó de hablar así de que recordar historias con tal inocencia hace sonreír a muchas personas
Que bonito es mirar al pasado cuando tú mente está en paz; así que cuando lo logres celebra en grande y hazlo en familia que todos juntos hemos de llegar a celebrar el levantarse esta vez con una V de VICTORIA
La razón por la que sano el abuelo fue por el mensaje del padre.
“LEVÁNTESE Y DEMUÉSTRESE A SÍ MISMO QUE ES FUERTE COMO UN TRONCO DE ROBLE”
La nobleza de un corazón se demuestra en la sencillez de una sonrisa, en la grandeza de un alma; no es el tamaño de la herida es la grandeza del corazón que te hace comprender que eres como ese roble NOBLE pero INQUEBRANTABLE EN EL ESPÍRITU ya que estás hecho de la misma luz del padre celestial