
15/06/2025
Reflexión
Corrupción, narcotráfico, feminicidios, desaparecidos, abuso de toda índole a los niños y niñas, adicciones, maltrato animal, fraudes, etc.. Todo un discurso negativo en el cual predomina la ausencia de valores donde un sector de la sociedad flagela a la parte que deseamos la paz.
Día tras día miramos actos de violencia, historias de víctimas conmovedoras, desgarrantes, los perpetradores nos indignan, deseamos que sean castigados y con impotencia nos damos cuenta que no se logra frenar el mal que azota a la humanidad.
"Abordar la problemática desde los juicios morales, desde un primer plano, no ayuda, se pasaría por alto los contextos mayores, solo quedaría en castigo, donde solo hay malos y buenos pero no encontraríamos la solucion" Bert Hellinger.
Surgen cuestionamientos: Qué habrá pasado con esos seres humanos para cometer actos inexplicables? Qué les llevó a perder el respeto a la vida de los demás y a la suya propia al escoger vivir al borde del precipicio? No hay explicación que justifique, pero tal vez nos ayude a mirar la raíz de los conflictos y de los demonios internos que viven esas personas y nos arrastran a un mundo de inseguridad.
Cada uno tendrá su opinión y su propia respuesta, desde mi labor como Psicóloga Clínica, me doy cuenta que las dinámicas de los sistemas familiares me brindan algunas, ya que está comprobado que toda enfermedad social está directa o indirectamente relacionada con la historia familiar del individuo, con lo vivido con papá y mamá, que tanto la ausencia física o emocional o cualquier tipo de maltrato generan heridas emocionales que deben ser tratadas. No significa culpar a los padres, se trata de hacer consciente el daño, teniendo presente que la naturaleza de cada ser humano influye en sus decisiones.
En búsqueda de soluciones hoy me enfocó en la relación Padre-hijo, teniendo presente el festejo del primero, y aunque mucho se dice que socialmente no se le da la misma relevancia que al festejo de la madre, la realidad es que la figura paterna es crucial, de entrada, sin espermatozoide no hay fecundación y su presencia en la vida de los hijos es determinante, aun si los padres se separan.
Un padre ausente no solo es el vacío físico de lo que no tuvimos, es también alguien que aun estando no supo o no quiso ejercer su rol, lo cual puede generar en los hijos ansiedad, depresión, miedo constante a ser abandonado, comportamiento agresivo, desapego afectivo o excesiva dependencia y tendencia a la adicción, entre otras.
La fuerza del hombre viene del padre, solo asintiendo a él será capaz el hijo de relacionarse como adulto, poner límites y mirar la vida con responsabilidad, por ello sanar los asuntos pendientes que se tengan con el padre, se tenga o no relación con él o incluso si no sabes quien fue o si cada que tratas con tu padre sales herido y te genera rabia o dolor o si piensas que no tuviste al padre que necesitaste.
Un padre adoptivo no reemplaza al padre biológico, el adoptivo tendrá que dar lugar al biológico y de manera sana expresar el amor a ese hijo adoptado, así el amor fluirá del hijo hacia cada uno, al biológico con gratitud por la vida dada y al adoptivo por amarlo y guiarlo, respetándose el orden de la vida.
Y éste será un camino para lograr hijos más sanos y futuros padres responsables y también una manera de ir sanando la sociedad en que vivimos desde la familia qué es el nucleo de la sociedad.
A ti padre, a ti hijo te invito a revisar que te atora, que heridas faltan por sanar, recordando que cuando emocionalmente estás rebasado requieres apoyo profesional.
En lo personal honro y agradezco a mi padre biológico José por la vida dada, por su ausencia, por su presencia, con lo que no pudo darme, con lo que sí me dio, de igual manera agradezco a mi abuelito Salvador por su presencia, por ser figura paterna en una etapa de mi vida.
Felicidades y honra a todos los Papás!
Psicóloga Alicia Franco Lara.