08/05/2025
El día de hoy escribo esto con una gran tristeza, el corazón adolorido y sin poder dejar de llorar.
Se fue mi Misa un niño hermoso, con un alma pura y noble, que se dio a querer por todos y cada uno de los que lo conocimos en estos años que Dios nos permitió estar a su lado.
Si Dios quiere Dra. Gracias a Dios Dra.
Dios siempre fue parte de tu vida y con tu amor y tu fe lograste que muchos recodáramos lo grande que es el amor de Dios.
La intension de este post va más allá de sólo despedirte, la intension es compartir otro mensaje.
Durante este tiempo en la 71 he escuchado tantas veces decir: Por eso yo ya no me encariñó con ellos, o por eso me fui y ya no volví por qué me encariñaba y luego me dolía.
Yo no me arrepiento de quererlos, nunca podría arrepentirme de quererte, por qué me regalaste tanto en cada guardia, tanto en cada día compartido, me llenaste de luz y amor… Y siempre supe que merecías irte así, rodeado de luz y amor, merecías que te despidiera tu familia, merecías médicos involucrados y a los que les importaras, no solo que les importara lo médico, si no también lo humano, y lo espiritual.
Merecías todo el amor que hay para darte y espero lo hayas sentido y sé que lo sentiste por qué eso le diste al mundo y lo único que el mundo puede tener para ti.
Y esto que escribo para Misa, lo escribo para Franco, y para Dylan, para Rebeca, para todos y cada uno de los niños del piso 3 y del piso 2, de la 71, de la 16 y de todos los hospitales, nuestros niños merecen amor, nuestros niños merecen médicos y enfermeras que los quieran, que los cuiden, que se comprometan con ellos en cada momento, merecen ser y estar cuidados con amor, por gente a la que de verdad le importe, para así si al final no podemos hacer más que despedirlos, poder decir gracias por todo lo que compartimos, gracias por engrandecer mi vida, mi corazón y mi alma.
Gracias Dios por permitirme conocer a Gerardo Misael, gracias por permitirme quererlo y por permitirme demostrarle mi amor hasta la última guardia.
Te quiero y te querré siempre mi niño!