29/08/2025
Todos empezamos siendo malos en aquello que soñamos dominar. Y está bien. Porque el mundo no premia a los que nacen sabiendo, premia a los que se animan a sostener el proceso, aun cuando se sienten frustrados, aun cuando no ven resultados inmediatos.
La verdadera maestría no se construye en un día, se construye en la repetición, en la constancia, en la paciencia de volver a intentarlo una y otra vez.
Si hoy te sentís principiante, no te castigues. Eso es justamente lo que te acerca al éxito. Porque cada error es una semilla de aprendizaje, y cada intento es un paso más hacia convertirte en quien soñás ser.
El mundo premia a los que no se rinden, a los que entienden que para ser buenos primero hay que animarse a ser malos. Y cuando lo aceptás, lo que antes parecía imposible, un día, sin darte cuenta… se vuelve natural