Dr. Jorge Alberto Rincón Acebo

06/09/2025

17/08/2025

¡El asombroso viaje de tus lágrimas: cómo el agua de tus ojos recorre todo tu cuerpo sin que lo notes!

¿Te has preguntado a dónde van tus lágrimas cuando escurren por tu mejilla? ¿O qué ocurre con esa humedad que mantiene tus ojos brillantes y saludables? La respuesta es un viaje sorprendente que muestra la increíble maquinaria del cuerpo humano.

Todo empieza en las glándulas lagrimales, situadas sobre cada ojo. No solo se activan cuando lloras de emoción o tristeza, sino que producen constantemente una fina película de lágrimas para limpiar, humedecer y proteger tus ojos de infecciones gracias a enzimas como la lisozima.

Pero, ¿qué sucede con esta película una vez que cumple su función? Aquí se esconde la sorpresa. En la esquina interna de tus párpados hay dos pequeños orificios casi invisibles, llamados puntos lagrimales, que actúan como desagües microscópicos para recoger el exceso de lágrimas.

Desde ahí, el líquido viaja por estrechos canales hasta llegar al s**o lagrimal y luego desciende por el conducto nasolagrimal, desembocando directamente en tu nariz. Por eso, cuando lloras intensamente, también gotea tu nariz. Es la anatomía en acción.

Una vez en la cavidad nasal, el fluido se mezcla con la mucosidad y, sin que te des cuenta, es tragado. A lo largo del día, ingieres tus propias lágrimas. Al llegar al sistema digestivo, el agua es absorbida y pasa al torrente sanguíneo, distribuyéndose por todo tu cuerpo. Esa misma molécula de agua que fue una lágrima puede terminar en una célula de tu cerebro o, sorprendentemente, regresar a las glándulas lagrimales para comenzar el ciclo de nuevo. Es un sistema de reciclaje silencioso y perfecto.

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