07/08/2025
La mayor de las veces, la imagen de nuestros padres que, nuestros ojos infantiles captaron con fuerza, dinamismo y gran energía permanecen con esas mismas condiciones en nuestra adultez; tal vez como un mecanismo de defensa.
De pronto comienzan a suceder eventos que denotan sus debilidades; deterioros propios de la edad que, probablemente ya habían hecho acto de presencia, pero fueron imperceptibles no tanto para la razón, sino para el corazón de sus hijos/as.
El tiempo pasa y no podemos evitar su velocidad, ni sus efectos.
Y tristemente la mayor de las veces desearíamos un aviso, algo que nos prenda ese foco de alerta y nos lleve a prodigar tiempo, atención y presencia a quienes colaboraron con Dios para ser lo que hoy somos.
Bert Hellinger menciona en uno de sus escritos: "Dichosos los padres imperfectos" porque sólo se puede evolucionar gracias a las dificultades y lo retos a vencer".
Por tanto, hoy siendo adultos nos resta agradecer las lecciones que nos trajeron al día de hoy.
Seamos agradecidos a quienes nos dieron lo que tenían, conocían y habían recibido, pensando que era lo mejor.
Psic. Gloria Martín Pérez
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