21/06/2025
ARTROSIS Y ARTRITIS: DOS ENFERMEDADES QUE AFECTAN LAS ARTICULACIONES, PERO NO SON LO MISMO, Y ESTA PROTEINA PUEDE SOLUCIONARTE TU PROBLEMA Y REGULAR LA OTRA.
Te duelen las rodillas al subir escaleras, sientes rigidez en los dedos por la mañana, tus manos crujen, tus caderas ya no resisten el mismo esfuerzo de antes. Y alguien te dice que puede ser “artritis”... o “artrosis”. Usan ambos términos como si fueran iguales, pero no lo son. Aunque las dos afectan las articulaciones, la causa, el daño y el tratamiento son diferentes. Y entender esa diferencia puede marcar el rumbo de tu salud, de tu movilidad, y de tu calidad de vida.
La artrosis —también llamada osteoartritis— es una enfermedad degenerativa que aparece con el desgaste progresivo del cartílago que recubre los extremos de los huesos en las articulaciones. Es como si ese tejido que amortigua los movimientos se fuera adelgazando con el tiempo, hasta que los huesos terminan rozándose entre sí. El resultado es dolor, rigidez, pérdida de flexibilidad y deformación progresiva de la articulación. Es más frecuente en personas mayores, pero también puede aparecer en personas jóvenes con sobrepeso, lesiones articulares previas o trabajos que sobrecargan ciertas partes del cuerpo. La artrosis no es inflamatoria en su origen, aunque con el tiempo puede haber hinchazón o calor local por el desgaste continuo.
La artritis, en cambio, es una inflamación articular. Y en muchas ocasiones, su origen es autoinmune. El sistema inmunológico, por razones aún no del todo claras, ataca las propias articulaciones como si fueran una amenaza. La más conocida es la artritis reumatoide, que puede afectar no solo las articulaciones, sino también otros órganos como el corazón, los pulmones o los ojos. A diferencia de la artrosis, el dolor de la artritis suele ser más fuerte en reposo, especialmente al despertar, y mejora con el movimiento. Viene acompañada de hinchazón, enrojecimiento, rigidez matutina prolongada y, en casos avanzados, deformaciones articulares.
El tratamiento también es distinto. Para la artrosis, se enfocan en aliviar el dolor, mejorar la movilidad y ralentizar el desgaste con analgésicos, fisioterapia, pérdida de peso, suplementos articulares y, en casos severos, cirugía para reemplazar la articulación dañada. Para la artritis, se usan medicamentos que modulan el sistema inmunológico, como corticoides, antiinflamatorios y fármacos modificadores de la enfermedad (como el metotrexato o los biológicos), además de rehabilitación constante y seguimiento reumatológico.
Y por eso importa tanto no confundirlas. Porque una necesita controlar el desgaste, y la otra necesita calmar una respuesta inmunitaria descontrolada. Porque ambas producen dolor, pero su origen es diferente. Y porque cuando el cuerpo te avisa con rigidez, con dolor, con crujidos, no basta con resignarse al “me estoy poniendo viejo”. Hay que escuchar. Investigar. Actuar.
Tu movilidad es calidad de vida. Y cuidar tus articulaciones no es solo aliviar el dolor del momento… es proteger tu independencia, tu energía y tu libertad de movimiento. Porque cuando una articulación deja de funcionar, lo que se pierde no es solo un paso… es parte de la vida misma. Y prevenir, tratar y entender… siempre será mejor que quedarse esperando a que el desgaste lo diga todo por ti.