10/09/2025
La microbiota en el proceso de neurorehabilitación
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Autor:
El presente artículo es a cargo del Comité Científico y Académico del Instituto de Ciencias de la Rehabilitación Integral, INCRI-AC.
Introducción
La microbiota intestinal, compuesta por billones de microorganismos que habitan principalmente en el tracto gastrointestinal, ha sido reconocida en las últimas décadas como un elemento central en la salud sistémica y neurológica. Su impacto no se limita únicamente a la digestión y absorción de nutrientes, sino que se extiende a funciones inmunológicas, endocrinas y neuromoduladoras de gran relevancia. A través del denominado eje intestino-cerebro, la microbiota ejerce una comunicación bidireccional con el sistema nervioso central, influyendo en la regulación del tono vagal, en la síntesis de neurotransmisores como GABA, serotonina y dopamina, así como en la modulación de la inflamación y la plasticidad cerebral.
Estos avances científicos han colocado a la microbiota como un actor clave en los procesos de neurorehabilitación, ya que el equilibrio microbiano intestinal no solo contribuye a la recuperación funcional, sino que puede potenciar la eficacia de las intervenciones terapéuticas en pacientes con daño neurológico, enfermedades neurodegenerativas y trastornos del neurodesarrollo.
Desarrollo
La microbiota como modulador neurobiológico
La microbiota intestinal produce metabolitos bioactivos, como los ácidos grasos de cadena corta (AGCC), que regulan procesos neuroinflamatorios y estimulan la neuroplasticidad. Asimismo, diferentes cepas bacterianas (Lactobacillus, Bifidobacterium) participan en la producción de neurotransmisores como GABA y serotonina, con impacto directo en la regulación del estado de ánimo, la ansiedad y la motivación, procesos esenciales para la adherencia y efectividad en programas de rehabilitación (Cryan et al., 2019; Strandwitz, 2018).
Eje intestino-cerebro en rehabilitación neurológica
El eje intestino-cerebro actúa como un puente funcional entre la microbiota y el sistema nervioso central. Este sistema bidireccional se sostiene en tres mecanismos principales:
1. Metabolitos microbianos como el butirato, que tiene efectos neuroprotectores y antiinflamatorios.
2. Regulación inmunológica, mediante el equilibrio de citoquinas proinflamatorias y antiinflamatorias, lo cual favorece la plasticidad sináptica.
3. Neurotransmisores bacterianos, que impactan la señalización neuronal y mejoran la comunicación entre estructuras corticales y subcorticales (Mayer et al., 2015; Sharon et al., 2016).
Estudios experimentales han demostrado que la manipulación de la microbiota puede mejorar los desenlaces funcionales. En modelos de accidente cerebrovascular, la administración de probióticos ha reducido la neuroinflamación y facilitado la recuperación motora (Spychala et al., 2018).
Implicaciones clínicas en neurorehabilitación
El campo de la neurorehabilitación ha comenzado a integrar la modulación de la microbiota como una estrategia complementaria. Intervenciones como:
Probióticos y prebióticos específicos para favorecer la neuroplasticidad.
Dietas personalizadas, con enfoque en alimentos ricos en fibra y polifenoles que nutren bacterias beneficiosas.
Trasplante f***l en contextos clínicos específicos, donde la disbiosis es grave y resistente al tratamiento convencional.
Estas estrategias han mostrado beneficios en la recuperación post-ictus, en programas de rehabilitación cognitiva en demencias y en la intervención de trastornos del neurodesarrollo como el autismo y el TDAH, donde se ha observado una relación estrecha entre microbiota, inflamación sistémica y función neuronal.
Conclusión
La microbiota intestinal se erige como un componente esencial en los procesos de neurorehabilitación, no solo como modulador neurobiológico, sino también como factor terapéutico integrador. La evidencia actual sugiere que un abordaje multidisciplinario que incluya la restauración del equilibrio microbiano puede potenciar las intervenciones convencionales de rehabilitación, mejorar la plasticidad cerebral y facilitar la recuperación de funciones motoras, cognitivas y emocionales. La investigación en este campo continúa en expansión y abre nuevas perspectivas hacia un paradigma de rehabilitación integral sustentado en el eje intestino-cerebro.
Referencias bibliográficas
Cryan, J. F., O’Riordan, K. J., Sandhu, K., Peterson, V., & Dinan, T. G. (2019). The gut microbiome in neurological disorders. The Lancet Neurology, 18(2), 136-148. https://doi.org/10.1016/S1474-4422(18)30300-6
Mayer, E. A., Knight, R., Mazmanian, S. K., Cryan, J. F., & Tillisch, K. (2015). Gut microbes and the brain: Paradigm shift in neuroscience. The Journal of Neuroscience, 34(46), 15490–15496. https://doi.org/10.1523/JNEUROSCI.3299-14.2014
Sharon, G., Sampson, T. R., Geschwind, D. H., & Mazmanian, S. K. (2016). The central nervous system and the gut microbiome. Cell, 167(4), 915–932. https://doi.org/10.1016/j.cell.2016.10.027
Spychala, M. S., Venna, V. R., Jandzinski, M., Doran, S. J., Durgan, D. J., Ganesh, B. P., ... & McCullough, L. D. (2018). Age-related changes in the gut microbiota influence systemic inflammation and stroke outcome. Annals of Neurology, 84(1), 23–36. https://doi.org/10.1002/ana.25250
Strandwitz, P. (2018). Neurotransmitter modulation by the gut microbiota. Brain Research, 1693, 128–133. https://doi.org/10.1016/j.brainres.2018.03.015