
09/10/2025
Zarcillos: el arma secreta de calabazas y frijoles en la milpa
En nuestra inmersión en el universo de la milpa, descubrimos algunas de las estructuras más sorprendentes: las espirales llamadas zarcillos.
La milpa es un sistema agrícola que integra al maíz como cultivo base, acompañado de muchas especies que se complementan, fertilizan el suelo y ayudan a controlar plantas competidoras. Entre los elementos más importantes están el frijol y la calabaza: estas crecen desde el suelo y ocupan tanto el espacio horizontal como el vertical, desplegando sus hojas para aprovechar la luz, capturar energía y realizar fotosíntesis, a la vez que evitan el crecimiento de otras plantas.
Una de las adaptaciones más notables en frijoles y calabazas para dominar el espacio son los zarcillos: hojas o tallos modificados que se estiran como dedos largos y delgados, formando guías flexibles. A través del tacto y otros sensores aún poco explicados, logran detectar objetos firmes para enroscarse y sujetarse, permitiendo que estas plantas trepen sobre las cañas de maíz y usen su tallo como soporte, sin invertir recursos en un tronco propio.
Los zarcillos muestran una asombrosa sensibilidad; se ha comprobado que pueden responder al contacto de un hilo de apenas 0.25 mg. Charles Darwin documentó respuestas a estímulos de entre 1 y 5 mg, lo que significa que, en algunos casos, superan incluso la sensibilidad táctil humana.
Un hallazgo fascinante encontrado en un experimento con plantas de chícharo es que los zarcillos no siempre compiten entre sí, sino que pueden colaborar: cuando uno se aferra a un soporte disponible para ambos, el otro suele cambiar de dirección y buscar un nuevo punto de apoyo.