24/06/2021
TERAPIA DE JUEGO EN NIÑOS EN EL POSOPERATORIO MEDIATO (PARTE I)
Dr. Manuel Martín García Potenciano
Cirujano General
Maestro en Terapia Infantil
Diplomado en Terapia de Juego y en Intervención en crisis y trauma
Introducción
La Terapia de Juego es una herramienta de utilidad para contrarrestar los múltiples efectos emocionales y conductuales de una hospitalización y cirugía sobre el niño y su familia. Todos los hospitales son diferentes en su estructura, organización y la zona geográfica en donde se encuentra ubicado. El texto describirá el trabajo con la terapia de juego en niños en el posoperatorio mediato dentro de la sala de Pediatría del hospital rural #37 del programa IMSS-BIENESTAR ubicado en Matías Romero, Oaxaca, México.
El contexto del hospital rural de Matías Romero, Oaxaca
Este hospital se encuentra en la región del Istmo de Tehuantepec, atiende a una población de 120mil personas en su mayoría indígenas mixes de San Juan Guichicovi y San Juan Mazatlan, zoques de Los Chimalapas, chinantecos del Uxpanapa y zapotecos de los Petapas.
Algunas características sociales de los pacientes pediátricos que se atienden en nuestro hospital son:
1) Pacientes con problemas agudos o subagudos, muy raramente con problemas crónicos
2) Niños que cumplen función parental
3) Niños que trabajan
4) Niños que sufren algún tipo de violencia
Este hospital llega a ser, en ocasiones, un lugar confortable para el niño, no así para sus familiares que se ven entre apuros económicos y con el conflicto entre trabajar o cuidar al niño, algunas familias pueden entrar en crisis sobre todo en un internamiento inesperado.
El servicio de terapia de juego no existe en el hospital. Es una labor voluntaria que ha sido realizada por dos profesionales adscritos en el hospital con otras funciones, una enfermera que además es psicóloga y el autor de este texto. Ambos, aprovechamos tiempos libres, si bien el trabajo es individual, mantenemos una retroalimentación y complementación constante. Cada uno cumple su función por la que fue contratado en el hospital, enfermería y cirugía respectivamente, pero tenemos el denominador común de la pasión por la terapia, la cual hacemos sin percibir remuneración económica extra y por lo tanto no tenemos ningún tipo de conflicto de interés, solo ha sido pausada por la pandemia Covid-19.
Características del terapeuta de juego en el hospital
Resulta relevante mencionar algunos aspectos teóricos que son significativos en la práctica como las características del terapeuta de juego de hospital:
1. Ser real
2. Ser cariñoso
3. Tener empatía
Un terapeuta de juego no asume su papel, lo vive, es su forma de ser. Los niños son sensibles a la forma de ser del terapeuta y son muy conscientes de toda fachada que se les ponga delante, pasar un momento difícil de enfermedad con alguien auténtico en ese momento puede ser muy gratificante para ellos. Hay profesionales de la salud que consideran a la terapia de juego como el hecho de dar juguetes, material para colorear y “aplicar técnicas” y se sienten capaces de hacerlo, pero nunca logran conectar con el niño y menos con sus cuidadores, por supuesto que estos profesionales tampoco saben cómo responder a las respuestas emocionales del niño.
El terapeuta debe sentir un real cariño por el niño, sin juicios ni valoraciones, del mismo modo cuando se muestra desafiante, malhumorado, iracundo o impertinente que cuando coopera, se relaciona de buen grado con el terapeuta o se muestra feliz. Esta relación hará sentir al niño lo suficientemente seguro como para expresar sus sentimientos y pensamientos. La comunicación no verbal del terapeuta es percibida por el niño y si hay cariño y aceptación de su mundo, el niño siente que puede confiar en el terapeuta.
Cuando los niños se sienten comprendidos, se sienten lo suficientemente seguros como para aventurarse más en la relación. Una relación que va alterar la percepción del mundo de la persona.
Existen rasgos de personalidad en el terapeuta que va a favorecer el uso del juego en el cuidado de los niños hospitalizados: aptitud y motivación para el juego, ingenio y creatividad, ser sociable y divertido. Estas características son deseables también en una enfermera pediátrica quien finalmente es la persona que va a tener mayor contacto con el enfermo en su cama.
Justificación del juego en el hospital
La atención de un paciente hospitalizado no debe estar dirigida únicamente a recobrar su salud física, también se debe prestar atención a su salud mental. Un niño que se encuentra hospitalizado, va a estar en una actitud pasiva, prisionero en su cama, rodeado de personas desconocidas, alejado de sus amigos, de sus hermanos y de su casa por un tiempo indeterminado. Esto le puede generar ansiedad y estrés agudo. Además que va a estar bajo constantes exploraciones físicas que pueden ser dolorosas, piquetes, cirugías, va a ver a otro niño morir y ver a otros más quejarse. En el adolescente es común observar enojo y tristeza. En los padres hay incertidumbre, pérdida de control y culpabilidad.
No todos los niños presentan problemas o dificultades derivados de la hospitalización. En la literatura se menciona que un 10 a 37% de los niños y adolescentes hospitalizados entre los 4 y 18 años de edad presentan trastornos psicológicos significativos secundario a este evento, aunque, desde mi perspectiva clínica, pienso que en la población en la que trabajo puede ser aún menor como consecuencia de las adversidades de la vida diaria que los hace ser muy resilientes.
El juego es el lenguaje de los niños, con el juego aprende, razona, toma conciencia de las cosas y disfruta, es una actividad rutinaria y les brinda un ambiente familiar en el que pueden expresar ansiedad y miedos, así como adquirir dominio del manejo de sentimientos relacionados con el estrés de los múltiples contextos y eventos médicos (Nabors, Kichler, 2017). El uso del juego dentro de un hospital tiene dos objetivos: a) el normativo, que conduce al placer mejorando el humor del niño, y b) el terapéutico, teniendo distintos objetivos y es dirigido por un terapeuta.
El juego normativo en el hospital
Sin importar que el paciente esté en la cama, en una silla de ruedas, con una venoclisis en el brazo se debe dar la oportunidad a que el niño disfrute de jugar y de esta manera pueda transformar el malestar y el sufrimiento en experiencias positivas y divertidas. El juego puede ser propiciado por la enfermera pediátrica. El niño hospitalizado está enfermo pero sigue siendo un niño y necesita jugar, reírse, aprender, colorear, sentir alegría en su alrededor. De tal manera que una estancia hospitalaria se hace más llevadera jugando. Esto implica que el hospital genere un protocolo, mobiliario y espacios adaptados de juego. Es común que poco le interese a los administradores de un hospital, basta con que el médico o enfermera o estudiante pase a la cama del enfermo y le entregue un juego, de esta manera le está dando algo en qué ocuparse, los mantendrá entretenidos, los hará sentir importantes y contribuirán a que entiendan y puedan normalizar su situación con mayor naturalidad.
A veces el niño hospitalizado está tremendamente apático y extraordinariamente aburrido y perezoso, no le apetece hacer nada, sólo estar pegado a quien tiene al lado, en brazos o incluso sentado en su regazo. Nunca vamos a forzar a hacer algo que no les apetece, a veces es cuestión de un pequeño impulso o invitación a que elijan a qué quieren jugar para que se sienta protagonista y desarrolle la confianza en sí mismos.
A los padres también hay que brindarles la oportunidad para jugar. Habrá veces que esto sea lo último que quieran hacer pero el médico o enfermera debe insistir en que hagan el esfuerzo, porque después de jugar se sentirán mejor y habrán conseguido, al menos por unos instantes, desconectarse de aquello que tanto les preocupa.
En la literatura hay reportes de múltiples beneficios en todo el ambiente de la sala de Pediatría al permitirse el juego normativo y ser promovido por las enfermeras pediátricas, algunos de ellos:
• Contrarrestar los problemas derivados de la cotidianeidad hospitalaria
• Mejora de la integración del niño en el espacio hospitalario
• Desdramatiza la situación en la que se encuentra el niño hospitalizado.
• Desarrolla lazos afectivos entre otros niños o el personal
• mejor aceptación de procedimientos y tratamientos por parte del menor y sus cuidadores.
El juego terapéutico en el hospital
El terapeuta de juego o terapeuta infantil, en su actividad clínica dentro del hospital, tiene más objetivos que los mencionados previamente en el juego normativo, todos derivados hacia el bienestar emocional y físico de los pacientes hospitalizados.
El terapeuta de juego no requiere obligadamente de un espacio de juego establecido, le es suficiente la cama del paciente, y los materiales de trabajo pueden entrar en una pequeña maleta.
Un terapeuta de juego con su acompañamiento activo ayuda al niño o adolescente hospitalizado a:
• reconocer sus sentimientos
• asimilar una nueva percepción
• superar el miedo de que se les abandone
• entender lo que pasa en el hospital
• aclarar conceptos erróneos recibidos de sus padres
El terapeuta puede observar que el niño en su juego refleja lo que significa estar fuera de su hogar y los efectos que tienen sobre él las rutinas médicas y el trato con el personal. Observarlo durante su juego y participando puede ayudarle a ir definiendo criterios del DSM y reorientar a una terapia individual y familiar durante y posterior al egreso hospitalario.
El enfoque teórico terapéutico
No hay un modelo terapéutico en el que se pueda encajonar a un niño. Es muy amplio el repertorio de diagnósticos y comorbilidades físicas, psicológicas y sociales en un hospital. Hay niños que han pasado por cirugías muy grandes, con mucho dolor y múltiples internamientos, los niños que no tienen problemas o dificultades durante la hospitalización, niños prescolares que ingresan con quemaduras graves a sala de Urgencias, niñas que acuden para una cirugía de abdomen y en la exploración el médico encuentra datos físicos de abuso sexual, niñas que no pueden separarse un metro de distancia de su madre, escolares que sufrieron secuestro y abuso sexual años atrás, adolescentes huérfanos que tienen que trabajar y están abandonados sin compañía de ningún familiar durante su estancia hospitalaria y un largo etc... Preferimos enfocarnos en los aspectos específicos que se buscan en un tratamiento en el que el juego inicia, facilita o refuerza el efecto terapéutico, para esto el terapeuta explota los poderes terapéuticos del juego que van ayudar a producir cambios en los sentimientos, pensamientos y conductas del niño durante la terapia. Prácticamente el enlistado de los veinte mecanismos terapéuticos descritos por Schaefer son observados durante la experiencia de un terapeuta de juego en el hospital.
El terapeuta de juego prescribe una modalidad de tratamiento sensible al contexto:
a) el diagnóstico y los procedimientos a realizar
b) la manera en que el niño afronta el problema
c) su etapa de desarrollo
d) factores sociales y familiares
e) comorbilidades
Un objetivo de nuestras intervenciones es la participación activa de los padres o cuidadores del paciente. Esto es uno de los factores clave del éxito terapéutico (Seymour). El adulto que acompaña a un niño hospitalizado también está angustiado, agobiado con otros problemas, mal comido, sin un aseo correcto, cansado y desvelado. El terapeuta lleva sus objetivos de salud emocional y física a los cuidadores. También es importante integrar a los hermanos del niño hospitalizado en las sesiones; diversos estudios han encontrado que los hermanos tienen también posibilidades de tener problemas de ajuste psicológico. Permito a los hermanos el acceso al hospital para trabajar de manera grupal. De esta experiencia, los hermanos aprenden directamente acerca de la enfermedad y de la experiencia médica de sus hermanos.
También considero las intervenciones grupales, con los niños de la sala de Pediatría, para facilitar un ambiente terapéutico que cubra las necesidades de interacción con pares.