26/10/2025
A deshacerse de lo que ya dejó de servir y hasta toxico puede ser...incluidos los malos hábitos y hasta las relaciones que dañan
Cuando me fui a vivir sola, heredé de mi madre una sartén antiadherente. “Todavía sirve”, me dijo. Estaba rayada, un poco abollada, pero hacía el trabajo. En esa sartén cociné mis primeras tortillas mal hechas, los huevos que me preparaba llorando después de una ruptura, las cenas rápidas que me daban consuelo tras un día pesado. Esa sartén era parte de mi historia.
Hasta que leí algo que me hizo mirarla distinto.
Un estudio reciente reveló que una sola grieta, un rayón diminuto en una sartén antiadherente puede liberar hasta 9.000 partículas tóxicas. Microplásticos invisibles que van a parar a tu plato, a tu cuerpo, a tus células. Lo que no mata rápido, enferma lento. Lo que se repite cada día, construye o destruye.
Recordé entonces las veces que dije “no pasa nada”, “es sólo un rayón”, “mañana la cambio”, “hoy no tengo tiempo para eso”.
Y me di cuenta: cuántas cosas sostenemos aunque sepamos que nos hacen daño. Relación rota que “todavía sirve”, trabajo que ya no nos nutre pero “nos da de comer”, rutina que intoxica en pequeñas dosis… pero seguimos porque da miedo tirar y empezar otra vez.
Ese día tiré la sartén.
Y con ella, la costumbre de ignorar lo que no se ve a simple vista.
Compré una nueva, de hierro fundido. No era barata. Pero entendí que la salud no es un lujo, es una prioridad. No sólo la del cuerpo. También la del alma.
Porque hay decisiones pequeñas que cambian tu destino.
Y hay batallas silenciosas que sólo tú sabes que estás peleando.
Así que si estás leyendo esto…
Mira tu sartén.
Tu agenda.
Tu espejo.
¿Qué estás usando cada día aunque sabes que te envenena?
¿Qué excusas te repites para no hacer el cambio?
¿Y cuántas partículas, cuántos silencios, cuántas heridas invisibles estás dejando entrar… una comida, un pensamiento, una vez más?
No esperes a romperte entera.
A veces basta un solo rayón… para comenzar a sanar.
Ankor Inclán