
09/08/2025
Cuando transitamos por el escalón de la rabia, es normal que nos invada el sueño de la venganza: «¡Que al menos una vez lo pase mal!», «¡Que alguien le haga sufrir tanto como me hizo sufrir él a mí!», «¡Que alguien le haga lo mismo que él me hizo!», «¡Que por lo menos pase una noche de insomnio sintiéndose culpable por lo que me hizo!», «¡Que vuelva arrepentido y me encuentre con otro!». Ponemos a trabajar a nuestra imaginación y empezamos a desearle cosas bonitas:
a. Que se quede impotente para siempre.
b. Que se arruine sin remedio.
c. Que se quede solo para el resto de la eternidad.
d. Que le detecten una enfermedad lenta, dolorosa y mortal.
e. Todo lo anterior.
Pero una cosa es «el sueño de la venganza» y otra, muy diferente, «tomarnos la justicia por nuestra mano».
Mariela Michelena