08/09/2025
El niño terapeuta (cuento del alma)
Había una vez un niño que eligió caminar entre la razón y el misterio. Estudió psicología y se adentró en el arte de la terapia familiar. Después, la vida lo llevó a beber de otras fuentes: diplomados en enfoques psicoterapéuticos, tanatología y logoterapia, certificaciones en coaching, en diseño e impartición de cursos, y hasta el reconocimiento oficial como capacitador.
Pero su alma pedía más…
Más allá de los títulos, ese niño escuchó el llamado de lo sagrado. Y así, se encontró con la Ayahuasca, los honguitos, el Kambo, el Bufo, el Rapé, los Ángeles, el Tarot y las Constelaciones familiares. Cada experiencia fue un recordatorio de que lo visible no basta, de que lo verdadero también habita en lo invisible, en lo que se siente aunque no se pueda nombrar.
Ese niño aprendió a unir lo psicológico con lo espiritual, lo humano con lo divino, lo cotidiano con lo mágico.
El niño de la foto cree que el acompañamiento profundo integra mente, corazón, alma y espíritu. Y aunque sabe cuándo abrir la puerta a sus dones y cuándo sostener el respeto en silencio, también reconoce que sus dones aparecen como ráfagas inesperadas, dejándolo sorprendido de cómo resuenan en quienes llegan a su encuentro.
Pero no todo ha sido luz. Ese niño ha sentido el peso de no encajar, el temor de decepcionar a sus padres, la angustia de no ser suficiente. Durante años trató de ser “el bueno”, de sostener cargas ajenas, de ocultar sus sombras y hasta su propia luz.
Hoy, ese niño se cansó de esconderse. Se cansó de vestir máscaras. Se cansó de vivir para cumplir expectativas. Y en ese cansancio encontró su renacer.
Ahora, ese niño empieza a caminar distinto: con la decisión de honrar su verdad, de abrazar su luz y su sombra, de reconocerse como puente entre mundos.
Porque entendió que no nació para complacer, sino para brillar.
Que no vino a sostenerlo todo, sino a recordar quién es.
En equilibrio con su padre y madre, este niño sigue su sendero, ligero, entero y en paz.