19/05/2020
La hipoxia es la falta de oxígeno en la sangre. Puede ser letal debido a que todos los órganos requieren oxígeno para su funcionamiento. Cuando no lo reciben apropiadamente, hay necrosis o muerte de los tejidos y células. Esto es lo que ocurre por ejemplo cuando se deben amputar partes del cuerpo.
En el caso de COVID-19, se habla de hipoxia silenciosa porque los pacientes no se dan cuenta de que les falta oxígeno y no presentan grandes dificultades respiratorias. Cuando se les hacen los exámenes correspondientes, se comprueba que su estado es mucho peor del esperado. Estos pacientes que deberían estar críticos pueden realizar actividades como conversar, utilizar sus celulares, etc.
El oxígeno hiperbárico genera hiperoxia, es decir, aumenta significativamente la disponibilidad de oxígeno en el plasma sanguíneo. Esto es fundamental para la recuperación de distintas patologías en las que el oxígeno no llega correctamente al cerebro, cartílagos, huesos y tejidos.
Al aplicar una mayor presión de oxígeno, se favorece también su difusión por el pulmón. Esto hace que mejoren los niveles de oxígeno en el cuerpo y se revierta la hipoxia silenciosa, por lo que se previenen las posteriores complicaciones y el agravamiento del cuadro de COVID-19.