23/06/2025
TROMBOSIS VENOSA PROFUNDA: EL COÁGULO SILENCIOSO QUE PUEDE VIAJAR HASTA TUS PULMONES
Todo parece normal. Caminas, te sientas, trabajas, duermes. Pero en algún momento, sientes una molestia en la pierna. No es dolor fuerte, pero sí persistente. Se acompaña de hinchazón, de una sensación de calor localizada, tal vez enrojecimiento. No sabes si es muscular, si dormiste en mala posición, si es algo pasajero. Pero lo que está ocurriendo debajo de la piel es mucho más serio: un coágulo se está formando dentro de una vena profunda, y si no se detecta a tiempo, puede convertirse en una amenaza silenciosa que viaje hasta los pulmones y ponga en riesgo tu vida. Ese enemigo oculto se llama trombosis venosa profunda.
La trombosis venosa profunda (TVP) ocurre cuando se forma un coágulo de sangre en las venas profundas, usualmente en las piernas. A diferencia de los coágulos superficiales, estos no se ven a simple vista, pero pueden generar inflamación, dolor o una sensación de pesadez. En muchos casos, no dan síntomas hasta que ya es demasiado tarde. Porque si ese coágulo se desprende y viaja por el torrente sanguíneo, puede alojarse en los pulmones y provocar una embolia pulmonar, una condición potencialmente mortal que interrumpe el flujo de oxígeno y colapsa el sistema respiratorio en minutos.
Las causas son múltiples. Periodos prolongados de inmovilidad —como tras una cirugía, un viaje largo en avión o un encierro prolongado— aumentan el riesgo. También lo hacen los antecedentes familiares de trastornos de coagulación, el tabaquismo, la obesidad, el uso de anticonceptivos hormonales o el embarazo. Incluso el cáncer y algunas enfermedades inflamatorias crónicas pueden predisponer a formar coágulos. Pero lo que hace tan peligrosa a la TVP es precisamente su capacidad de pasar desapercibida, mientras va avanzando.
El diagnóstico se confirma con un eco Doppler venoso, una ecografía especializada que permite visualizar el flujo de sangre en las venas profundas. El tratamiento suele iniciarse de inmediato con anticoagulantes para evitar que el coágulo crezca o se desprenda. En algunos casos se colocan filtros en la vena cava para atrapar posibles émbolos. Y siempre se indican medidas preventivas como el movimiento frecuente, el uso de medias de compresión y, en ciertos pacientes, el uso prolongado de anticoagulación oral.
Lo inquietante de la trombosis venosa profunda es que muchas veces se manifiesta en personas jóvenes, activas o aparentemente sanas. No respeta edad ni condición. Por eso, escuchar al cuerpo se vuelve fundamental. Una pierna que se hincha sin razón, un dolor persistente en la pantorrilla, una zona caliente al tacto o cambios súbitos en la coloración deben ser señales de alerta. Porque el cuerpo avisa… pero solo si sabes leerlo.
Y si alguna vez has sentido esa punzada, esa hinchazón sin explicación, ese malestar que no mejora con reposo, no lo subestimes. Porque a veces, lo que parece una molestia menor esconde una urgencia. Y en el caso de la trombosis, actuar a tiempo puede marcar la diferencia entre una recuperación tranquila… o un desenlace fatal. Porque el peligro no está en el dolor. Está en lo que puede pasar si ese coágulo viaja sin que nadie lo note. Y para entonces, ya no se trata solo de una pierna… sino de salvar la vida entera.