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Voy a comenzar desde el principio: Yo nací en la montañosa Xalapa, Veracruz en los años 80´s. En mi estado es muy común tener una tarotista y bruja de cabecera para toda la familia. Siempre asistí con la Señora Julia, que para mi, es la mejor taromante que he conocido en mi vida. La señora Julia me parecía fascinante, desde la forma en que leía las cartas hasta las maravillosas historias que me contaba de sus sesiones. Es obvio pues, que me hice muy amiga suya y conforme pasaron los años la consulté en muchos momentos de mi vida. Fue con ella que desarrollé mi cariño y amor por las cartas de Tarot.

A los 18 años llegué a la Ciudad de México para estudiar mi carrera en la UNAM. Entré a Arquitectura pero termine Licenciada en Diseño industrial por la UAM Xochimilco. En la UNAM comencé mi entrenamiento formal como lectora de cartas, pero yo no lo sabía. En esos momento era más una curiosidad antropológica que otra cosa. Mi maestro en esas épocas era discípulo estricto del Jodorowsky, así que comencé con la Baraja de Marsella 💟. Una de las más antigüas y de las más queridas en Latinoamérica.

Al pasar los años me dediqué a trabajar en compañías y corporativos. Fantaseaba con leer las cartas junto a la playa pero creía que eso era imposible. Esa vida no era para mí, a mi lo que me tocaba era hacer lo que todo mundo hacía. Aunque no era precisamente mi elección, no sabía hacer otra cosa, así que me resigné. En algún momento de mi vida me pasó esto que -creo le sucede a muchas mujeres y hombres- Me di cuenta que yo quería otra cosa. Como no sabía muy bien qué o cómo, comencé dando pasos chiquitos. Me acerqué nuevamente a todo lo que me hacía sonreír. Traté de recordar en qué momento del camino me había perdido tanto y la verdad que no lograba detectarlo. Fue ahí cuando me acordé de mis cartitas y comencé nuevamente a estudiarlas y leerlas.

Fue muy bonito encontrar varios maestros en la Ciudad de México con una visión más esotérica, astrológica y terapéutica del Tarot que me ayudaron a crear mi propia práctica con el oráculo. Fue en estos años que me acerqué más a otras barajas y me encontré la Baraja más querida por los países Anglosajones: Rider Waite 👀. Es interesante recordar cómo, en ese momento, sólo veía a mis cartas como un hobbie o una pasión muy excéntrica. Era también una forma muy bonita de pasar las tardes en cafeterías con mis amigas y amigos. Me gustaba mucho citarlos en la zona rosa y quedarnos horas leyéndoles las cartas mientras tomabamos café o tomábamos tragos en alguna librería famosa de la zona. Han pasado 9 años desde ese momento y sin imaginármelo , terminé aquí, junto a la playita, leyendo el Tarot.

Durante estos años me di cuenta que yo, Sofía, no pensaba que el Tarot fuera ni como dijo Jodorowsky, ni como me dijo la Señora Julia ni como me lo dijeron mis maestros esotéricos. Me di cuenta que para mí el Tarot es un lenguaje y yo soy una traductora.

Tanto en mis sesiones como en mis cursos, les muestro a todas las consultantes y alumnas que nuestra voz interior es la más sabia, la más bonita y la más amorosa que podemos escuchar. Yo me considero, ante todo, una traductora del lenguaje de la intuición. Es decir: El tarot.

Gracias al Tarot, yo misma me he acompañado en incontables momentos de la vida. Mi baraja me ha dado lo más preciado que tengo: Una conexión profunda con mi interior. Me dió el regalo de encontrarme a mí misma y ayudarle a otras mujeres a encontarse de la misma manera.

Esta soy yo y esto es lo que hago. Con mucha pasión y empeño. Te agradezco mucho que hayas llegado hasta mi página 🤗. Espero encuentres aquí un poquito de sabiduría, compañía y mucho aprendizaje de este arte tan precioso que es la lectura de cartas de Tarot.

Sofía.

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