18/07/2025
¿TRISTE? ¿DEPRIMIDO? PONTE A HACER COSAS
Aunque la Terapia de Activación Conductual (AC) es una intervención psicológica basada en principios del aprendizaje y la conducta, sus efectos no se limitan al plano conductual o emocional: también produce cambios reales y medibles en la fisiología y neuroquímica del cerebro.
A continuación te explico cómo y por qué esta terapia, aparentemente simple (hacer más cosas agradables y con sentido), impacta la biología cerebral de las personas con depresión:
🧠 1. Incremento en la liberación de dopamina y otros neurotransmisores
La depresión suele estar asociada a una disminución de la dopamina, el neurotransmisor vinculado al placer, motivación y recompensa.
Cuando una persona deprimida comienza a participar activamente en actividades gratificantes (aunque al principio no le resulten placenteras), el sistema de recompensa cerebral —especialmente en regiones como el estriado ventral y el núcleo accumbens— empieza a activar rutas dopaminérgicas.
👉 Resultado: aumento progresivo de motivación, interés y sensación de gratificación, que ayuda a romper el círculo vicioso de anhedonia y apatía.
🧠 2. Normalización de la actividad en la corteza prefrontal
En depresión, suele observarse una hipoactividad en la corteza prefrontal dorsolateral izquierda, que se relaciona con:
Dificultades para planificar.
Déficit de atención.
Rumias negativas constantes.
La activación conductual, al establecer estructuras claras de acción, metas pequeñas y refuerzo de logros, ayuda a estimular esta región, mejorando las funciones ejecutivas y reduciendo la sobrecarga de pensamientos negativos.
🧠 3. Reducción de la hiperactividad de la amígdala
La amígdala, núcleo implicado en la detección de amenazas y procesamiento emocional negativo, suele estar hiperactivada en personas deprimidas, lo que contribuye a la tristeza persistente, irritabilidad y respuestas de estrés exageradas.
Al promover experiencias positivas, interacciones sociales reforzantes y actividades con sentido, la AC contribuye a que el cerebro modere esta hiperrespuesta emocional.
👉 Resultado: menos reactividad emocional negativa, y más capacidad para experimentar emociones positivas.
🧠 4. Modulación del eje HHA (hipotálamo-hipófisis-adrenal)
La depresión también está asociada a un desequilibrio del sistema de respuesta al estrés, especialmente del eje HHA, que regula la producción de cortisol (hormona del estrés).
Participar activamente en actividades placenteras, físicas o sociales, tiene un efecto regulador sobre este sistema:
Reduce el nivel basal de cortisol.
Mejora la respuesta adaptativa al estrés.
Esto se traduce en menos fatiga, más energía, mejor sueño y mayor resiliencia fisiológica.
🧠 5. Neuroplasticidad positiva y aprendizaje experiencial
La repetición de acciones gratificantes —aunque sean pequeñas— refuerza circuitos cerebrales saludables, especialmente aquellos relacionados con:
El refuerzo positivo.
La autorregulación emocional.
La planificación y toma de decisiones.
La práctica regular de nuevas conductas genera cambios estructurales y funcionales duraderos a nivel sináptico: un proceso conocido como neuroplasticidad.
📌 En resumen
Aunque la Activación Conductual no actúa directamente sobre los neurotransmisores como lo haría un antidepresivo, su efecto es biopsicológico, porque:
✅ Aumenta la dopamina y otros neuromoduladores.
✅ Reactiva circuitos frontales ejecutivos.
✅ Reduce la hiperactividad emocional y fisiológica del sistema límbico.
✅ Modula el eje del estrés.
✅ Promueve la neuroplasticidad mediante experiencias reforzantes.
En otras palabras: al cambiar lo que hace una persona, cambia su cuerpo, su cerebro, y su experiencia emocional. Y ese es precisamente el poder del enfoque conductual: transformar el mundo interno a través del cambio en la acción.