29/01/2020
No todo el estrés es malo: diferencias entre 'distrés' y 'eustrés'.
el estrés, un trastorno considerado como el 'gatillo' que dispara, por ejemplo, enfermedades del corazón, accidentes cerebrovasculares o incluso cáncer, y que forma parte de aspectos psiquiátricos y conductuales, como la ansiedad o la depresión. Además de su implicación directa en algunas de estas enfermedades, el estrés también influye indirectamente, al favorecer otros factores de riesgo, como la obesidad, el consumo de tabaco o la hipertensión.
Sin embargo, el estrés no es siempre 'malo'. Ha estado asociado a nuestra existencia como elemento fundamental para nuestra supervivencia. De hecho, hace años que se definió como la respuesta fisiológica, psicológica y de comportamiento de un sujeto que busca adaptarse y reajustarse a presiones tanto internas como externas. Los factores estresantes físicos o mentales activan en nuestro organismo la denominada 'respuesta al estrés'.
El estrés es una respuesta humana totalmente normal de la que podemos sacar provecho si sabemos escucharla y observar de qué nos avisa
El organismo se pone en guardia y se prepara para la lucha: “El estrés es una respuesta necesaria de nuestro organismo y no siempre es malo, diferenciando el distrés (el estrés malo) del eustrés (el bueno)”.
Por ejemplo, es bueno que un examen nos preocupe, porque hará que dediquemos más tiempo a prepararlo y saquemos buena nota. También es bueno mantenernos alerta al volante, porque reduce las posibilidades de sufrir un percance. Son situaciones en las que el estrés está cumpliendo su finalidad adaptativa y movilizando nuestros recursos.
Entonces, ¿cuándo es el estrés un problema? "El problema radica cuando este estrés se convierte en patológico"
Entrenamiento en técnicas de relajación.
Adquirir herramientas para afrontar las situaciones que nos provocan estrés y que nos ayudarán a enfrentarnos a las dificultades del día a día de manera menos amenazante para nosotros (entrenamiento en técnicas de solución de problemas, el entrenamiento en habilidades sociales, etc.).
*Evitar los factores estresantes. Prestar atención a nuestro entorno, laboral, escolar o familiar, para eliminar o aliviar las situaciones potencialmente estresantes más habituales, siempre que dicho cambio esté en nuestras manos.
*Reducir las sustancias estimulantes como el café, el alcohol y el tabaco.
*Practicar ejercicio físico frecuentemente.
*Hacer descansos regulares y dormir bien.