08/05/2025
🌿 Hoy, Día de la Salud Mental Materna, quiero compartir mi historia. No es fácil, pero sé que alguien necesita leerla.
A los 19 años, mientras estudiaba Medicina, descubrí que sería madre. Decidí asumir la responsabilidad, pero nada me preparó para la tormenta que vendría: noches sin dormir entre libros y pañales, el estrés crónico de una carrera exigente, y una culpa constante por depender económicamente de mis padres. Quemaba biberones en la cocina al olvidarlas de tanto agotamiento, lloraba en silencio entre clases, y creí que podía con todo…hasta que el cuerpo y la mente dijeron "basta".
El punto de quiebre llegó cuando la universidad me aplicó un reglamento por exceder los créditos de una materia. Perdí mi cupo. Lo que siguió fue una depresión que no supe nombrar: insomnio, falta de apetito, llanto en lugares públicos e incluso incontinencia urinaria que me dejaba expuesta ante miradas ajenas en la calle. Recuerdo esconder mi ropa mojada, avergonzada, sintiendo que había fracasado en todo: como estudiante, como hija, como madre.
Mi único contacto con la ayuda fue una psicóloga de la facultad Dra. Yadira Fonseca, que me derivó a un médico. Nadie me habló de salud mental materna, de que mi agotamiento no era "debilidad", ni de que pedir ayuda no era una derrota. Cuando confesé a mis padres que me habían expulsado, el dolor de sus reclamos me encerró en la culpa durante casi tres años.
Hoy, desde mi rol como psicóloga, entiendo lo que nadie me explicó entonces:
👉 La maternidad temprana no es un obstáculo, pero sí requiere redes de apoyo.
👉 El agotamiento extremo no es normal; es una señal de alarma.
👉 La salud mental materna no es un lujo; es un derecho.
A las madres que hoy sienten que el mundo les pesa:
No están solas. No son "dramáticas". No tienen que cargar esto en silencio. Yo estuve ahí: creyendo que debía ser perfecta, ocultando mi dolor, pensando que pedir ayuda era rendirme. Hoy sé que fue al revés: buscar apoyo fue el primer paso para reconstruirme, para volver a estudiar, para sanar.
Si mi historia resuena en ti, recuerda:
✨ La maternidad no tiene que ser una batalla en solitario.
✨ Mereces acompañamiento, no solo en lo físico, sino en lo emocional.
✨ Tu bienestar es el cimiento del de tu hij@.
Hoy, con orgullo y cicatrices, levanto la voz por las que aún no pueden hacerlo.