21/07/2025
¿Y si el Parkinson comenzara fuera del cerebro? Nuevos hallazgos apuntan a los riñones como origen posible.
Durante décadas, la enfermedad de Parkinson ha sido considerada principalmente un trastorno neurológico con origen en el cerebro, caracterizado por la acumulación de proteínas mal plegadas como la alfa-sinucleína (α-Syn) que dañan las neuronas. Sin embargo, un estudio reciente está revolucionando esta visión al sugerir que el Parkinson podría tener un punto de partida completamente distinto: los riñones.
Investigadores liderados por Xin Yuan y su equipo han descubierto cúmulos de α-Syn, proteínas clave en la progresión del Parkinson, dentro del tejido renal de pacientes diagnosticados con la enfermedad. Este hallazgo no solo es inesperado, sino profundamente revelador. Mediante estudios en modelos animales, los científicos demostraron que los riñones sanos son capaces de filtrar y eliminar estas proteínas tóxicas del organismo. En cambio, cuando los riñones fallan en esta función —como sucede en casos de enfermedad renal crónica— las proteínas se acumulan y eventualmente migran al cerebro, provocando los daños neurológicos característicos del Parkinson.
De forma aún más alarmante, también se detectó acumulación de α-Syn en pacientes con enfermedad renal crónica que no mostraban síntomas neurológicos, lo que sugiere que los riñones podrían actuar como una “reserva silenciosa” de estas proteínas dañinas antes de que los efectos cerebrales se manifiesten.
Los investigadores especulan que la propagación de α-Syn desde los riñones al cerebro podría darse a través del torrente sanguíneo o mediante conexiones nerviosas, una hipótesis que, aunque aún en etapa preliminar y basada en muestras limitadas, abre una nueva perspectiva para el diagnóstico y tratamiento del Parkinson.
Esta hipótesis plantea una pregunta crucial: ¿podríamos prevenir o ralentizar el avance del Parkinson cuidando mejor la salud renal? Si se confirma, este enfoque podría inaugurar una nueva era en el manejo de enfermedades neurodegenerativas, con terapias dirigidas no solo al cerebro, sino también a los órganos encargados de filtrar toxinas y proteínas del cuerpo.
Fuente consultada:
Xin Yuan et al., “La propagación de la sinucleína α patológica de riñón a cerebro puede contribuir a la enfermedad de Parkinson”, Nature Neuroscience (2025).