15/07/2025
Vengo de una "familia" donde nunca presencié el amor, sino solo el dolor.
Donde no se separaban, aunque no pararan de pelear y discutir todos los días, aunque se lastimen, aunque hiera, aunque duela. No se separaban, pero tampoco hacían algo para solucionar los infinitos problemas. Porque sus egos valían más que la paz, porque nadie iba a dar su brazo a torcer, y obviamente, por ser tan ignorantes. Donde si había "perdón" solo era "olvidar" y para sanar había que callar. Donde hacían como si nada pasara, no expresaban lo que sentían y si un día lo hacían, solo era para seguir lastimando aún más.
Vengo de una familia donde nunca me preguntaron cómo me sentía, donde nunca contuvieron mis emociones, donde nunca me dieron un abrazo genuino, sino todo lo contrario, el único trato que recuerdo es violencia física, verbal y psicológica.
Donde solo reconocían mis errores y los exageraban, y si tenía logros, los minimizaban. Donde si me veían llorar, me decían que no lo haga, que era demasiado débil. Y donde si les decía que algo me molestaba, luego lo hacían con más ganas aún. (Psicópatas narcisistas).
Vengo de una familia donde la psicología no sirve para nada y la salud mental, ¿Qué es salud mental? ¿Emociones? ¿Validación? ¿Crianza respetuosa?, ¿Terapia, qué es eso?, nada de eso existe ni vale, simplemente no estaba dentro de su vocabulario y consciencia.
Vengo de una familia donde como niña me echaban la culpa de los problemas de los adultos, donde destruían mi autoestima diciéndome que era fea, que no servía para nada, una y otra vez (porque seguramente se me cayó un vaso al suelo), donde solo recuerdo gritos, llantos, ofensas, competencia, burlas, cosas hirientes entre los adultos y con mi supuesta "hermana". Hasta el día de hoy.
Donde no puedo recordar un solo momento de paz y calor de hogar.
Tengo memorias cuando niña donde aún estando desbordando en llanto y en el suelo, mi madre solo me gritaba más encima, o solo me miraba y me dejaba allí hasta que me canse de llorar, de adolescente muchas otras anécdotas tristes más, y ya más grande mientras estudiaba en la Univ, recordándome a diario que yo y mi carrera no servíamos para nada y que no lo iba a lograr.
¿Por qué lo hacía? ¿Su propia frustración de vida que lo proyectaba en su menor y sensible hija?, envidia, celos? Sabrá Dios.
Y como nunca fui una niña normal, hoy en día, tengo memorias desde el vientre de mi madre, todo lo que vivió, todo lo que sintió al lado de un marido que no era feliz, todo lo sentía yo.
Hoy en día al ser una terapeuta integral, sé que esto tiene varios motivos. No todos nuestros problemas son solo de índole psicológica, muchos son también espirituales, sociales, biológicos, generacionales. Somos energía, somos vibración, nuestro cuerpo habla y somatiza todo. Es un tema muy amplio y complicado.
Sé que muchos también vienen de familias donde no tuvieron ni siquiera padres, o donde vieron el abandono de uno de ellos, donde también presenciaron violencia y fueron violentados. Donde pasaron una y mil cosas aún peores tal vez, y que no basta solo con la niñez, sino que hasta el día de hoy seguimos pasandola mal.
Lo más curioso es cuando después de toda mi vivencia y sufrimiento real, los responsables comentan que nada de eso es cierto. (Pásenme una galleta de soda por favor).
Sales a la calle y realmente no sabes por lo que está pasando el de tu costado. Nadie sabe lo de nadie. Yo un poco sí, porque tengo el don de la clarisensibilidad. Puedo sentir, ver y saber el interior de las personas. A veces, es muy agotador para mí, pero ya me acepté.
Después como adultos nos preguntamos:
¿Por qué se me hace tan difícil irme de donde me lastiman?
¿Por qué me cuesta tanto expresar lo que siento?
¿Por qué siento que solo un vínculo dramático es amor, pero un vínculo tranquilo y sano es aburrido?
¿Por qué me cuesta tanto tomar una decisión?
¿Por qué me duele tanto la traición, por qué no puedo tolerar el rechazo, por qué tengo miedo al abandono?
¿Por qué me siento tan inconforme conmigo mismo?
¿Por qué confío tan rápido en los demás?
¿Por qué no puedo confiar en nadie?
¿Por qué vivo con ansiedad?
¿Por qué repito una y otra vez lo mismo?
¿Por qué no puedo regular mis emociones?
¿Por qué hiero a los demás?
¿Por qué me dejo manipular?, o por qué soy yo el que manipulo tanto?
¿Por qué soy presa fácil de narcisistas?
¿Por qué no puedo dejar de sobrepensar?
¿Por qué me gusta tanto la atención y la validación externa?, o por el contrario, por qué me escondo de los demás?
Entre muchos otros problemas más... Pero el patrón es el mismo, siempre extremos y nada de calma y equilibrio en sus vidas.
Todos estamos rotos, todos estamos heridos, con traumas, nadie está exento.
Por eso, no idealicen a nadie.
Hay traumas que aún están en nuestro inconsciente y hasta que no lo integremos, nos pueden seguir lastimando y hacer que lastimemos a los demás
Pero, ahí está el verdadero reto como adultos. Reconocer, asumir nuestros errores, reivindicarnos, abrazar nuestra luz y nuestra sombra, hacernos cargo de nosotros para ser cada día mejores seres humanos, y sobre todo, antes de engendrar una criatura, y de esa manera, no destruir más al mundo. Pero en el caso ya sean padres, hacerse responsables de esa pequeña vida que Dios se les ha concedido, con consciencia, humildad y madurez, para velar por su bienestar en las diferentes áreas de su vida y no seguir dañando más a la infeliz humanidad. Un hijo no eligió nacer, y menos nacer en un ambiente que lo destruya.
Y tomar en cuenta que al final de cuentas, la vida son procesos, el mundo es un círculo. Lo que siembras, cosecharás. Pero hay un consuelo, mientras aún tengas aliento hoy, tu vida tiene sentido y siempre se puede ser mejor.
Desde lo más profundo de mi corazón.
Angella Perfumo.