15/05/2025
En medio del caos interno, hay alguien que simplemente está.
No dice nada, no juzga, no huye del dolor.
Tu perro.
Ese compañero que no necesita entender para acompañarte. Que no pregunta, que no aconseja… solo se queda cerca, te mira y respira contigo.
Pero hay un momento clave…
Ese instante final. Ese donde la vida se empieza a despedir. Donde todo se quiebra por dentro.
Y a veces, en automático, muchos se van.
Dejan que el veterinario “se encargue”.
No lo hagas, no te vayas… ese momento no es para delegar, es para sostener, quedarte, mirar y para agradecer.
Porque así como él estuvo en tu tristeza, en tus días grises, en tus peleas, en tus silencios…
Hoy le toca a él sentir que no está solo.
El duelo tiene un sonido raro. Es silencioso, a veces es un suspiro contenido y otras veces… es solo un espacio vacío en la casa.
No hay palabras que lo acomoden.
No hay reemplazo que lo cure.
Ni siquiera una nueva mascota que reemplaze.
Porque no se trata de llenar un vacío, se trata de aprender a vivir con él.
No estás solo, todos necesitamos ayuda en algún momento y eso… eso es ser de valientes.. tu perro se convirtió en tu familia!