07/08/2025
APENDICITIS AGUDA: ANATOMÍA PATOLÓGICA
La evolución progresiva de los mecanismos inflamatorios e infecciosos se traduce en cambios patológicos que se corresponden habitualmente con la expresión clínica. Se distinguen dos situaciones clínicas: la apendicitis no complicada (catarral, flemonosa y purulenta) y las formas complicadas (gangrenosa y perforada).
Apendicitis catarral o mucosa
Se caracteriza por hiperemia, edema y erosiones de la mucosa, junto con un infiltrado inflamatorio en la submucosa. El aspecto macroscópico del apéndice es normal o flemonoso, y se considera que es el estadio en que más fácilmente puede resolverse la apendicitis espontáneamente o con antibioterapia.
Apendicitis fibrinosa
El aumento de presión intraluminal condiciona una isquemia de la pared que favorece la proliferación bacteriana en todas las capas. Se observan ulceraciones en la mucosa, infiltrado inflamatorio en la submucosa y la muscular, y una serosa hiperémica recubierta de un exudado fibrinoso.
Apendicitis purulenta
El exudado de la luz se torna purulento y aparecen microabscesos en el espesor de la pared. El apéndice se muestra muy distendido y rígido. Puede existir exudado purulento periapendicular.
Apendicitis gangrenosa
Aparecen zonas de necrosis que provocan la perforación y la contaminación purulenta de la cavidad abdominal. Una vez que se produce la perforación apendicular, existen distintas posibilidades evolutivas:
• Peritonitis circunscrita. Es la más frecuente. El contenido apendicular induce una intensa reacción inflamatoria local que intenta localizar el proceso, por lo que se adhieren las asas intestinales, el epiplón, el peritoneo parietal u otras vísceras vecinas. Este bloqueo visceral favorece el desarrollo de una colección purulenta o absceso de crecimiento progresivo si no es tratado. En el caso de que la reacción inflamatoria visceral no contenga pus, se delimita una masa fácilmente palpable denominada plastrón apendicular, que es indicación de tratamiento antibiótico conservador.
• Peritonitis aguda difusa. Suele aparecer en personas con defensas
generales debilitadas (ancianos o inmunodeprimidos) o locales (niños con epiplón mayor poco desarrollado), así como en los casos de evolución ultrarrápida (apendicitis gangrenosa fulminante) en los que no da tiempo a que se desarrollen adherencias a órganos vecinos.
FUENTE: MEDICINA INTERNA FARRERAS ROZMAN 20 Ed
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